nuevamente embarazada, la celebridad tendrá su segundo hijo a fines de año.
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SANTIAGO.- "La van a dejar porque está muy gorda". Ese era apenas uno de los comentarios que en programas y revistas se hacían sobre Kim Kardashian. La celebridad, conocida por ser generosa con su vida privada en términos mediáticos y por unas características curvas en su cuerpo, vio cómo parecía que todo el mundo estaba impresionado con sus kilos ganados durante el embarazo de su hija North West y no dudaban en opinar al respecto.
"No podía hacer nada mientras todos decían: ‘ella no puede parar de comer’. Subí hasta 81 kilos, pero todos aseguraban que pesaba casi 100. ‘La van a dejar porque está demasiado gorda’, decían junto con otras historias ridículas. Esas cosas después me pasaron la cuenta cuando estaba tratando de bajar de peso", comentó en entrevista para la edición de septiembre de la revista "C Magazine".
Kardashian comentó que después del nacimiento de North West, su actitud siempre sonriente con los fotógrafos, cambió: "(Pensaba): ‘Estas son las mismas personas que se reían de mí, que inventaron historias y que fueron horribles conmigo, que me decían ‘gorda’ por algo que no podía controlar'".
Asimismo, la mujer –que nuevamente está embarazada, y se espera que dé a luz a fin de año-, dice que simplemente, ya no le dieron ganas de sonreír a las cámaras. "No quería sonreír para ellos, no quería salir. Aunque podía sentirme más segura de mí, sentí que ya había dejado de ser esa mujer que sonreía para todas las fotos. Cambió mi ánimo, cambió quien yo era, y cambió mucho mi personalidad".
En este nuevo embarazo, Kardashian no ha dudado en publicar fotografías de ella y su vientre, incluso desnuda, en redes sociales.