Su familia fue pionera en acceder a una tecnología que, en ese momento, se encontraba a miles de kilómetros de Chile. Hoy, 29 años después de ese hito en la historia médica de nuestro país, Josefina compartió su testimonio con
Revista Viernes:
“Un día estábamos conversando con mi pololo, hablando de mi familia. Él me preguntó por mi abuelo, Milan Platovsky, que llegó a Chile después de sobrevivir al campo de concentración de Auschwitz. Ahí yo le dije que cada generación de mi familia tenía un gran hito. Primero está mi abuelo y su increíble historia. Después mi mamá, Angélica, que superó un doble trasplante de pulmón y de riñón. Y luego yo, la primera mujer in vitro nacida en Chile. Mi pololo me miró y dijo guau, estoy pololeando con alguien súper importante.
Trabajo en Lan Cargo. Soy jefa de personas, en recursos humanos, lo que hoy se llama business partner. Estudié sicología. Tengo 29 años y me caso a fin de año. Mis papás, en cambio, se casaron muy jóvenes: ella tenía 21 y él 22. Hoy serían chicos, pero para 1976 era una edad normal. Ellos quisieron tener hijos altiro y trataron y trataron. Estuvieron diez años intentando, pero mi mamá tenía problemas de fertilidad. Se los trató y siguió intentando, pero no podía quedar embarazada. Creo que también fue porque estaba muy estresada, y el cuerpo en esas condiciones no está muy preparado para recibir a una guagua.
Al mismo tiempo, su hermana mayor tenía y tenía hijos. Tuvo cuatro, y mi mamá en diez años, ninguno. Cada vez que la gente la miraba le decía: ¿y? ¿Cómo estás? ¿Están intentando? ¿Cuándo va a nacer uno? ¡Queremos un nieto! Era una mezcla de empatía con compasión y exigencia, que para ella se transformaba en frustración, porque mi mamá quería tener familia. Era algo que ella añoraba.
Si quieres saber qué hizo la familia Platovsky Mingo y cómo accedieron a una técnica que estaba dando sus primeros pasos en el mundo, te invitamos a revisar el reportaje de la
Revista Viernes.