Jean-Claude PatriDidier: Panoramas gastronómicos gratis en plazas y parques ¡ahora!

Llegó la época del año en que las ferias y exposiciones proliferan en el país. Comida chilena, cocina internacional, propuestas gourmet, apuestas naturales, de todo podemos encontrar. Sin embargo, en muchas ocasiones, una de las principales barreras para acceder a este tipo de eventos es el precio de entrada, pues es privativo para que muchos opten por estos panoramas. Y es que para una familia de cuatro integrantes, pagar una entrada de $7.000 eleva inmediatamente el valor del panorama a $28.000. Y una vez dentro, el consumo, pensando en un ticket promedio de $5.000 –y teniendo en cuenta que muchos operadores gastronómicos deben subir sus precios al público para amortizar el arriendo de espacios, que muchas veces es demasiado alto-, aumenta el gasto de la familia en la feria o exposición llegando a $48.000. Y eso que aún no estamos pensando en comprar souvenirs.

Si bien es válido que exista este tipo de eventos, ¿por qué no permitir que en los parques y plazas se hagan más, y gratuitos para la comunidad? Por ejemplo, el fin de semana pasado, se celebró la Fiesta de la Música en el Parque Balmaceda, y en su versión infantil, congregó a una gran cantidad de público ávido de panoramas familiares y gratuitos, para vivir la cultura junto a sus hijos. Había opciones gastronómicas de buen nivel (como un café de especialidad, Coffee & Me, en que el barista ilustraba a sus clientes con sus conocimientos acerca de esta bebida), al alcance de todos y al término de la jornada, no hubo destrozos ni basura por doquier.

Esto es clave para la democratización de la comida gourmet. Si plazas y parques estuvieran disponibles para, por ejemplo, los fines de semana poner food trucks, trailers y carritos de comida, todos tendrían acceso a una cultura gastronómica, que actualmente está siendo privativa para quienes pueden pagar las excesivas entradas de las ferias y expos. De hecho, los tickets promedio de las cocinas itinerantes podrían ser más económicos, pues no habría un arriendo por espacio, sino que a cambio de usar los espacios públicos para ejercer este tipo de actividad económica, podría existir un compromiso de los operadores para brindar algún beneficio a la comunidad.

¿Por qué no empezar con una itinerancia gastronómica y, tal vez artística, este verano, frente a la ecuación del momento: el boom de la cocina itinerante, la falta de panoramas gratuitos de calidad y la crisis económica de la que tanto hablan los bancos centrales y fondos monetarios? Es un perfecto minuto para comenzar.

Los motores de las caravanas culinarias ya están encendidos y dispuestos para llevar alegría a través de sus propuestas gastronómicas a los pastos libres de las plazas y parques del país.

Saludos,

Jean-Claude PatriDidier