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Blog de sexualidad: Mujeres empecinadas en cambiar a sus hombres

Aprender a conocer y aceptar a la pareja, tal cual es, es básico para no vivir una relación basada en la frustración.

14 de Octubre de 2015 | 11:59 | Por Karen Uribarri, @karenuribarri
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El Mercurio
Manejando una mañana, me sorprendí cuando en la radio apareció una mujer que contaba al aire que no era feliz, que estaba aburrida porque no tenía la cantidad de relaciones sexuales que ella quería. "Mi marido es flojo, no me da el sexo que necesito". "¿Y usted lo provoca?, ¿le hace cosas?", le dijo uno de los locutores, a lo que ella respondió que sí, que mucho. "¿Y antes era así de flojo?", le preguntaron. Y ella respondió: "Sí, siempre". "Quizás ya no te ama", arremetió el locutor. Y luego, se oyó la voz triste de la mujer…

Yo no creo que él no la ame, sino que ella comete el pecado típico de las mujeres: Querer cambiar al otro y que se convierta tarde o temprano en el hombre que soñamos y que tenemos metidos en la mente desde siempre. Porque si sabe que él siempre fue así, ¿por qué debería ser ahora distinto? Lógico, ¿no?

Nos casamos con personas que no conocemos y los elegimos como parejas de por vida en un estado de encantamiento que nos condena a tomar decisiones a ciegas, con el corazón y muy poca cabeza. Y pasan los años y nos damos cuenta que nos faltan cosas y nos empecinamos en hacerlas aparecer como sea en el personaje que elegimos para envejecer a nuestro lado.

Seguramente esta señora sabía –cuando se casó con su marido- que a él le gustaba el pan con queso, que su comida favorita era la cazuela, que le gustaba bailar y que jugaba pichanga. Pero, ¿conocía cuáles eran sus temores y aspiraciones?, ¿sabía qué cosas lo motivaban?, ¿conocía cuán importante era para él el sexo o cuáles eran sus fantasías? Lo más probable es que no y que pensó que podría ir arreglando la carga en el camino.

"Siempre existe la idea de que las cosas van a cambiar. La idea de poder transformar al otro en aquello que deseo, que me acomoda, pero que no necesariamente es el otro. Y a veces nos acomodamos un rato y cuando las cosas no dan para más, vienen las crisis", me explicó Michelle Thomas, psicóloga especialista en sexualidad y Directora de Cesch (www.cesch.cl).

Y si una vez estoy ya metida en el asunto, ¿tiene solución o me debo separar? Porque estamos claras que obviamente no lo voy a cambiar... "O sea, siempre se puede replantear qué es lo que quiero, llegar a acuerdos, ver si puedo vivir con eso. Y si no puedo, buscar lo que necesito, entendiendo que lo más probable es que nunca lo encuentre afuera sino conmigo mismo; más amor, más cariño, alguien que se preocupe, más sexo, alguien que me haga sentir vivo… Al final siempre buscamos que otros nos hagan sentir aquello que nos falta a nosotros con nosotros mismos", afirma Thomas.

Y si deseas quedarte ahí, elige tus batallas. No quieras cambiar al hombre que elegiste como tu marido y quiérelo tal como es. Los cambios son adaptaciones en un matrimonio, pero cambios radicales no ocurrirán. Baja tus expectativas, acomódate y si no logras acomodarte y ser feliz, quizás sería bueno replantearse el seguir.

"Al final, el matrimonio es un contrato, una sociedad, con acuerdos mínimos y con un proyecto o varios en común. El sexo es uno de esos puntos y hay mil más. Hay que crear una sociedad que nos permita a los dos crecer, desarrollarnos y construir en conjunto", dice Thomas. Claro que siempre desde lo que cada uno es. Y para ser lo que uno es, hay que haber sido lo que otros esperan, y saber qué de eso realmente soy y qué no; ir cambiando la piel, dejando lo que no sirve. Y eso lleva un tiempo, es un proceso, pero que tiene un final feliz. Si tú quieres, claro.

Saludos,
Por Karen Uribarri, periodista, diplomada en Sexualidad.
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