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Rojsahana, la nueva víctima de las lapidaciones talibanas

La mujer fue obligada a casarse, pero arrancó con un hombre de su edad, por lo que la acusaron de adulterio y murió apedreada entre las montañas. Estos linchamientos son ilegales en Afganistán desde hace 14 años, pero se critica que la policía no haga nada por impedirlos.

03 de Noviembre de 2015 | 11:24 | AFP
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"No hay más Dios que Dios", dice Rojsahana, antes de que el video termine.

AFP
KABUL.- Insurgentes talibanes y jefes de guerra lapidaron a una joven acusada de adulterio en Afganistán, un castigo que ha suscitado indignación y recuerda las atrocidades cometidas por el régimen fundamentalista talibán.

Un vídeo, que según las autoridades muestra la escena, circula en las redes sociales y fue difundido por televisión.

La lapidación ocurrió "hace alrededor de una semana" en Ghalmine, una zona montañosa y desértica de la provincia de Ghor, en poder de los talibanes, declaró la gobernadora Sima Joyenda.

Joyenda es una de las dos mujeres al frente de una de las 34 provincias de Afganistán, donde la sociedad es muy patriarcal.

Sima Joyenda, gobernadora de Ghor, Afganistán:
"Las principales víctimas en las zonas bajo control de los talibanes son mujeres (…) El hombre con el que ella huyó no fue lapidado".

En el vídeo se ve a una mujer de pie en un agujero cavado en el suelo, del que solo sobresale la cabeza. Entonces, un hombre vestido de negro recoge una piedra y se la lanza a bocajarro; sus tres compañeros hacen lo propio. Uno de los hombres invita a rezar la shahada, la profesión de fe islámica. Entonces se oye a la joven decir en voz baja: "No hay más Dios que Dios", antes de que la secuencia se interrumpa.

Abdul Hai Katebi, portavoz de la gobernadora, aseguró que el vídeo era auténtico.

La víctima, llamada Rojsahana, "fue lapidada por los talibanes, por dignatarios religiosos y jefes de guerra irresponsables", reaccionó Sima Joyenda. Según ella, Rojsahana tenía "entre 19 y 21 años" y "la casaron con un hombre en contra de su voluntad. Huyó con un hombre de su edad".

"Las principales víctimas en las zonas bajo control de los talibanes son mujeres", recalcó la gobernadora. "El hombre con el que ella huyó no fue lapidado".

La responsable provincial condenó el asesinato y exhortó al gobierno central de Kabul a "limpiar" esta zona bajo control de los insurgentes talibanes, quienes en los últimos meses extendieron su insurrección a todo el país y han conseguido apoderarse de distritos rurales.

"Es el primer incidente de este tipo en la región y no será el último. Las mujeres tienen dificultades en todo el país y en particular en Ghor", una provincia muy pobre, explicó Joyenda.

El jefe de la policía provincial, Mustafá Mohseni, confirmó que es la primera lapidación en la región "este año".

El precedente de Farjunda


La lapidación es un castigo previsto por la ley islámica para las mujeres u hombres casados que hayan mantenido relaciones sexuales extramatrimoniales. Esta pena es poco frecuente en los países musulmanes. Se aplicaba cuando los talibanes, defensores de una interpretación rigorista de la sharia, la ley islámica, dirigían Afganistán (1996-2001), pero ahora es ilegal.

A finales de septiembre, cuando los insurgentes islamistas ocuparon la gran ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, durante tres días, varias mujeres aseguraron a Amnistía Internacional (AI) que los talibanes habían cometido "violaciones en grupo".

Algunas activistas estiman que la situación de las mujeres en el país no ha progresado desde el final del régimen de los talibanes en 2001, aunque el Presidente Ashraf Ghani ha convertido esta causa en una de las prioridades de su mandato.

La muerte este año de Farjunda, una joven linchada en Kabul por una muchedumbre que la acusaba, erróneamente, de haber quemado un ejemplar del Corán, lo demuestra. La policía estaba presente y no reaccionó.

En los últimos años, "el gobierno no actuó para prevenir" acciones como las que desembocaron en la muerte de Farjunda y de Rokhsahana, recalca Hasina Sarwari, una defensora de los derechos de las mujeres en Kunduz. Catorce años después del final del régimen talibán, "nos sigue costando hacer que se respeten nuestros derechos", insiste.
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