NUEVA YORK.- Un socorrista de 41 años que quedó completamente desfigurado en 2001 fue sometido al trasplante de rostro más amplio y complejo practicado hasta el momento, informó el lunes un centro médico en Nueva York.
Más de 100 médicos, enfermeras y personal técnico participaron en la cirugía de 26 horas, que fue conducida a mediados de agosto en el centro médico NYU Langone, anunció la institución.
El paciente fue Patrick Hardison, de Senatobia, Misisipi (al sur de EE.UU.), quien sufrió graves heridas faciales cuando trabajaba como bombero voluntario justo unos días antes de los ataques del 11 de septiembre. Y según informaron, quedó severamente desfigurado cuando el techo de una casa en llamas cayó sobre él durante una misión de rescate, perdiendo los párpados, las orejas, los labios, la mayor parte de su nariz, el cabello y las cejas.
Eduardo Rodríguez, jefe del departamento de cirugía plástica, lideró la operación luego de un año de preparativos, según anunció el centro médico.
La cirugía le dio a Hardison un nuevo rostro con otro cuero cabelludo, orejas, canales auditivos y algunas porciones de huesos de barbilla, pómulos y nariz. Antes, el paciente no podía cerrar sus ojos completamente, pero esta compleja intervención le proporcionó nuevos párpados y músculos que controlan el parpadeo.
El paciente llegó al doctor Rodríguez luego de más de 70 cirugías previas, pero tuvo que esperar un año hasta que apareciera un donante con la edad, el peso, la altura y la piel adecuados. También debía tener una estructura ósea similar y era necesario contar con el acuerdo de la familia.
Es una intervención de gran riesgo
Esta sucesión de coincidencias ocurrió en agosto, cuando David Rodebaugh, un ciclista de 26 años que vivía en Brooklyn, falleció en un accidente vial, y su madre aceptó donar sus órganos.
El costo del trasplante, estimado en entre 850.000 y un millón de dólares, fue asumido por una subvención especial de la NYU Langone, precisó Rodríguez.
Patrick Hardison:
“Me han dado más que una nueva cara. Me han dado una nueva vida".
El médico dijo que le había dicho a Hardison que la probabilidad de que la operación fuera exitosa era de 50%, porque quería que el paciente entendiera "el gran riesgo que significa participar en este procedimiento experimental". "Esta no es una operación para cualquiera, es para individuos muy valientes", dijo en una conferencia de prensa.
Los trasplantes de rostro se han vuelto cada vez más frecuentes en los últimos años. El primer trasplante facial parcial del mundo fue practicado por médicos franceses en 2005, en una mujer que había sido ferozmente atacada por su perro.
En marzo pasado, el hospital universitario Vall d'Hebrón de Barcelona, España, informó que había practicado exitosamente lo que llamó entonces el trasplante facial más complejo hasta la fecha: consistió en la reconstrucción de la parte baja del rostro, cuello, boca, lengua y garganta de un hombre anónimo terriblemente desfigurado por una enfermedad.
Esa operación reconstruyó dos tercios del rostro del hombre de 45 años.
En 2010, el mismo hospital practicó el primer trasplante facial total en un hombre que sufrió un accidente que lo dejó sin nariz y deformó su mandíbula y pómulos.
Rodríguez dijo que la operación de Nueva York logrará que los futuros trasplantes faciales sean más seguros y tengan mejores resultados. También afirmó que su cirugía prueba que el cuero cabelludo puede ser trasplantado completamente, junto al rostro.
Medicación de por vida
Rodríguez también señaló que se trató del mayor trasplante de tejido facial que se ha practicado hasta ahora, puesto que debió remover todo el tejido dañado de Hardison para que los resultados quedaran lo más normales posible. "Estoy profundamente agradecido a mi donante y a su familia", escribió Hardison en un comunicado divulgado por el centro médico.
"Espero que vean en mí la bondad de su decisión. También quiero agradecer al doctor Rodríguez y su extraordinario equipo. Me han dado más que una nueva cara. Me han dado una nueva vida".
Tres meses después, Hardison está comenzando a volver a una rutina diaria, pero deberá tomar medicamentos inmunosupresores el resto de su vida y tendrá que hacerse controles mensuales en Nueva York.