Desde que somos niños, nos enseñan que tras levantarnos lo más importante para iniciar una jornada estudiantil o laboral es tomar desayuno.
Aunque muchas veces ocurre que por la vorágine de la vida actual, las personas optan por omitir esta importante comida matinal. "saltarse" el desayuno acarrea consecuencias.
Debido a que durante la noche el organismo está expuesto a largas horas de ayuno, la primera comida del día nos brinda energía y todos los nutrientes que "perdimos" mientras dormíamos.
Según datos aportados por la Clínica Santa María, esta primera comida debiera contener entre 25 y 30% de las calorías que ingerimos en el día.
¿Qué debemos tomar en la mañana?
Los especialistas coinciden en tres componentes esenciales que nunca deben faltar: calcio, fibra y vitaminas, los que se encuentran en diferentes alimentos tales como la leche, cereales, semillas, pan y frutas.
Una excelente alternativa es incluir probióticos. Estos organismos vivos se encuentran en el yogurt, el queso, la soya, entre otros, pero en concentraciones muy bajas, por lo que la industria farmacológica y de alimentos decidió incluirlos en píldoras o bebidas lácteas con lactobacilos o bifidobacterias.
Estudios aseguran que su ingesta fortalece las defensas y mejora la flora intestinal, además de combatir los síntomas de colon irritable y estreñimiento.
Un excelente ejemplo es tomar en la mañana un jugo natural de naranja o kiwi (ricos en vitamina C) y mezclar en un bowl yogurt natural con probióticos, nueces, avena, chía y frutillas.
Las nueces son ricas en omega 3, las frutillas poseen fibra que ayuda a la constipación y estreñimiento, la avena disminuye los niveles de colesterol y azúcar en la sangre; mientras que la chía posee fibra, antioxidantes, calcio, proteínas y ácidos grasos omega 3. Sin duda, una oda a la correcta alimentación de tu organismo.
Por último, y no menos importante, hay que dedicarse a tomar desayuno con tiempo. Cada mañana hay que sentarse a la mesa por al menos 15 minutos y disfrutar de esta importante comida.
