WASHINGTON.- Concepción (Conchita) Picciotto, una manifestante de origen español que mantuvo una vigilia pacífica de tres décadas frente a la Casa Blanca en lo que se consideró el acto más prolongado de protesta política en la historia estadounidense, falleció esta semana.
The Washington Post reportó que Picciotto falleció el lunes en un hogar para indigentes. Schroeder Stribling, director ejecutivo de N Street Village, dijo que la mujer había sufrido una caída recientemente, pero se desconocía por el momento la causa de su muerte.
Picciotto, una inmigrante española, fue la custodia principal de una carpa con carteles contra la proliferación de armas nucleares instalada en la Avenida Pennsylvania, y en la que los turistas solían fotografiarse frente a la Casa Blanca. En 2013 se le atribuyó haber explicado que protestaba "para impedir que el mundo fuera destruido".
La mujer sin edad y sin hija
Se cree que Conpeción Martín tenía 80 años. Pero solo es una suposición, ya que ella misma comentó hace más de un año que había perdido la cuenta de su edad.
Lo que sí se sabe, es que llegó desde España a EE.UU. en la década del 60 y que se casó con un italiano, de quien, siguiendo la usanza estadounidense, tomó el apellido Picciotto.
Fue con él con quien adoptó una hija, la que, tal como comentó en la década de los 90, le fue arrebatada. "Yo quería irme a España y criar allí a mi hijita, pero mi marido y su familia se opusieron y montaron toda una campaña de acoso hasta que acabaron quitándome la potestad de la niña. Dijeron que no era una madre adecuada", comentó en esa época a El País.
Y fue a partir de este hecho, acusando una conspiración en su contra, que comenzó a protestar afuera de la casa de gobierno estadounidense, en 1979. Pero nunca volvió a ver a su hija.
La causa nuclear que la transformó en leyenda
Su lucha por el desarme nuclear y la paz comenzó en 1981, cuando conoció a William Thomas, un activista con el que instaló un campamento frente a la Casa Blanca, al que luego se unió la esposa de Thomas, Ellen.
Tras la muerte de Thomas en 2009, fue Picciotto la que continuó su protesta, pese a que varios, incluyendo Ellen, hablaban en la prensa de su cuestionado estado mental.