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SANTIAGO.- La historia de Joaquín García es, por decir lo menos, insólita. Este ingeniero de 69 años se encuentra en un juicio con el Ayuntamiento de Cádiz (España), que lo acusa de haber recibido su sueldo durante 14 años sin trabajar.
El caso se remonta a 1996, cuando García -quien hoy está jubilado- dejó de ejercer como director técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento y fue enviado por su entonces jefe Jorge Blas Fernández a Aguas de Cádiz -empresa de propiedad municipal-, para hacerse cargo de la supervisión de las obras de La Martona, el centro de tratamiento de aguas de la ciudad.
"Allí se quedó. Hasta que un día me acordé de él y pensé: '¿Dónde estará este hombre? ¿Seguirá allí? ¿Se habrá jubilado? ¿Habrá fallecido?'", contó Blas Fernández al diario "El Mundo".
Entonces, el actual senador del Partido Popular se dio cuenta de que el funcionario continuaba recibiendo su sueldo -que ascendía a 37 mil euros (unos 29 millones de pesos) brutos anuales-, por lo que llamó a Aguas de Cádiz para averiguar sobre el trabajo que ejercía García.
"Me dijeron que allí no sabían nada, que pensaban que había vuelto al Ayuntamiento... Lo llamé a él y me dijo que estaba de días de asuntos propios y le pedí que viniera a verme. '¿Usted qué hace?' ¿Qué hizo ayer? ¿Y el mes anterior?'. No supo responder", relató Blas Fernández, quien fue la persona que inició el juicio contra el ingeniero.
La defensa del funcionario fantasma
En 2010, Joaquín García fue sancionado con una multa de 26.920,93 euros (unos 21 millones de pesos), pero él apeló. Sin embargo, en enero pasado, el tribunal le dio la razón al Ayuntamiento de Cádiz y confirmó la multa.
Pero García no quiere pagar y argumenta que fue víctima de "mobbing" (acoso laboral). Según han declarado sus cercanos al periódico español, en 1996 al ingeniero en realidad no se le encargó la supervisión de La Martona, sino que de la depuradora de Cádiz-San Fernando que estaba en fase de construcción, por lo que "no había nada que hacer".
Agregaron que el funcionario fue todos los días a su oficina, donde se dedicaba a la lectura. Y que para él no era agradable no tener nada que hacer, por lo que terminó en el psiquiatra. Sin embargo, aguantó su situación porque ya era mayor y tenía temor de no encontrar otro trabajo.
Consultado por "El Mundo" respecto a por qué nadie controlaba a García, Jorge Blas Fernández respondió:
"Pensábamos que el gerente de Aguas de Cádiz lo supervisaba, pero no era así. Y lo descubrimos cuando estábamos a punto de entregarle al funcionario una placa por los 20 años de servicio".