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Blog de pareja: ¿Por qué los casos de infidelidad aumentan en el verano?

En su columna, la psicóloga Patricia Collyer habla sobre los affaire que frecuentemente se dan durante la época estival.

17 de Febrero de 2016 | 11:54 | Por Patricia Collyer
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El Mercurio (imagen referencial)
Quienes buscan estadísticas en todo tipo de temas dicen que en verano las probabilidades de ser parte de una infidelidad -ya sea como víctima o victimario- aumentan cinco veces respecto del resto de las estaciones del año. Y que la tentación sería más fuerte entre las mujeres.

¿Por qué se daría este aumento de infidelidades en la época estival? Tal vez porque tenemos más tiempo para pensar, para hacer balances y más energía para tomar decisiones. Porque estamos más tiempo con la pareja lo que podría llevar a agudizar las contradicciones y las diferencias que tratamos de tapar en la época laboral, en la que uno llega destruido al hogar y muchas veces solo tiene ganas de ver una teleserie o dormir. O tal vez porque en el verano hay mucha más gente nueva que nos rodea, con sus atributos físicos más visibles. O bien porque estamos más relajados, por ende más alegres y enfocados en pasarlo bien. Y a veces en esta disposición no nos acompaña para nada el cónyuge nuestro de cada día… Y sentimos la comezón, sino del séptimo año, de la saturación del año que pasó.

Según Ricardo Viteri, director del portal separadosdeChile.cl, "los problemas en las parejas aumentan en cinco veces durante el verano; es la época de mayor peligrosidad para la estabilidad de las parejas". Precisa que se nota a través de las estadísticas del Poder Judicial, "porque a fines de marzo y principios de abril aumenta drásticamente el inicio de causas de ceses de convivencia".

El mismo portal, especializado en quiebres matrimoniales, preparó un compendio de cifras sobre divorcio en Chile entre los años 2005 al 2013, concluyendo que en un 69% la causa basal de las separaciones durante ese período se debió a infidelidades y que la tasa era más alta entre las representantes del sexo femenino. En el 61% de estos casos, había sido la mujer la que había engañado al marido.

El por qué la tentación de ser infiel sería más frecuente en las mujeres, sea en verano o en el resto del año, lo trata de explicar Noel Biderman, CEO del portal de infieles Ashley Madison. "En Chile, las mujeres quieren ser extremadamente libres y han hecho mejoras en lo más importante: su libertad sexual". Una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Ciudadana (CEOC) de la Universidad de Talca reafirma esta tendencia. De una muestra de 400 santiaguinas encuestadas, un 58% reveló haber sido infiel alguna vez y un 65% confesó haber tenido un amante de una noche. Y según otro estudio del portal Secondlove.com, la mayor cantidad de mujeres infieles se da en el grupo etario de 25 a 37 años, en mujeres que tiene un promedio de tres años de matrimonio, que son laboralmente activas en un 65% y universitarias en un 81%.

La psicóloga Andrea Rodó señala que, para las mujeres, la infidelidad muchas veces aparece cuando la relación de pareja se pierde en una convivencia rutinaria, algo vacía, sin intimidad. "No necesariamente porque algo ande muy mal en la relación conyugal; surge más bien cuando un 'otro' la confirma como mujer, la valida, la ve".

Por su parte, la psicóloga alemana Gisela Runte analizó en su libro "¿Por qué somos infieles las mujeres?" las razones que tendrían el sexo femenino para ser infiel. En una muestra de mujeres de entre 28 y 56 años, las motivaciones más importantes fueron las crisis matrimoniales, el deseo de tener experiencias nuevas y la insatisfacción sexual. Según Runte, la época de vacaciones ofrece una posibilidad más real de concretar un encuentro romántico extramarital ya que suelen ofrecer incentivos que la rutina no tiene. "Las diferencias climáticas y las culturales excitan los sentidos", afirma la psicóloga. Indica que, en todo caso, estas experiencia suelen ser fugaces, "muchas veces de una sola noche".

Algo que ayudaría a gatillar una infidelidad -y con mayor razón en la época veraniega- tiene que ver con los mensajes contradictorios, explícitos e implícitos, con que a diario somos bombardeados tanto por los medios masivos de comunicación como por nuestros grupos de pares. Por un lado, se nos inculca desde chicos que "lo bueno" es ser fiel pero, paralelo a ese mensaje, nuestra cultura nos incita a ser infieles y pregona las bondades de serlo, especialmente en el caso de los hombres.

En todo caso la infidelidad, por más que afecte a la pareja, no necesariamente tiene que ver con ésta, algo especialmente cierto en las relaciones extraconyugales más intrascendente, como podrían ser las del verano. Frecuentemente, esas aventuras pertenecen al mundo íntimo de una persona. No son de este modo, algo "contra la pareja" sino a favor de uno mismo. Como lo grafica Andrea Rodó, "de pronto la mujer se ve envuelta en una relación que le permite volver a reconocerse como persona; necesita tener una experiencia de infidelidad 'privada', en el sentido de que no actúa por reacción, no es en contra el cónyuge, ni por 'venganza', sino que establece una relación con un tercero para volver a activar en ella sus aspectos más lúdicos, más femeninos, más sensuales, que muchas veces han dejado de estar presentes en su matrimonio".

Después de consumarse una infidelidad, puede desencadenarse un proceso bastante dramático: el eventual descubrimiento de ésta por parte de cualquiera de los cónyuges. O de ambos... Aquí es bueno señalar que la sinceridad no necesariamente debe ser un "sincericidio". Llegado el momento, muchas víctimas del engaño amoroso quieren saberlo todo desde el primer momento y, en lo posible, por boca de la pareja. Sin embargo, no es lo más aconsejable.

Es importante hablar abierta y claramente el tema, aunque duela, aunque sea difícil, aunque parezca que genera un abismo que nunca se volverá a cerrar. Es sano para retomar una buena relación o para hacer una "buena separación". Lo que no es saludable es querer saber todo (o, si se mira desde el otro lado, contar todo) porque ello no hace sino alejar las posibilidades de que la relación se reponga de la crisis.

Ojala estas orientaciones les sean útiles, ya sea para evitar la predecible comezón veraniega o para vivirla con más sabiduría, es decir con menos culpa o menos bronca, según sea usted la victimaria o la víctima. ¡Suerte!

Saludos,

Patricia Collyer, psicóloga y periodista de la Universidad de Chile (@patycollyer; patriciacollyer.blogspot.com).
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