Según el abogado demandante, la empresa ya sabía desde 1980 los riesgos asociados al uso de su talco para guagua.
Reuters
SANTIAGO.- Diez millones de dólares por daños reales y otros 62 millones por daños punitivos: esa es la indemnización que la empresa Johnson & Johnson deberá pagar a la familia de Jacqueline Fox, una mujer de Birmingham, Alabama, que falleció en octubre pasado de un cáncer de ovario, a los 62 años de edad.
Según el veredicto de la corte de St. Louis, Missouri, dado a conocer el lunes, la enfermedad de Fox, quien fue diagnosticada hace tres años, estaría relacionada al uso de más de 30 años del talco “Baby Powder” de la marca, como parte de su rutina de higiene íntima, según señaló la agencia Reuters.
Según informó Jere Beasley, abogado de la familia demandante, la empresa ya sabía desde 1980 los riesgos asociados al uso de su talco para guaguas, pero prefirió “mentir al público y mentir a los agentes reguladores”.
Tras un juicio de tres semanas y cuatro horas de deliberaciones, el jurado de la corte de St. Louis declaró a la marca responsable de fraude, negligencia y conspiración. Con todo, la portavoz de la empresa, Carol Goodrich, declaró que Johnson & Johnson solidariza con la familia de Fox, pero insistió en que “la seguridad del talco cosmético está avalada por décadas de evidencia científica”.
Además de Fox, solo en Missouri se han presentado otros mil casos parecidos y 200 en New Jersey, informó Reuters.
Por su parte, Associated Press aseguró que en el juicio realizado por el caso de Fox, se presentó como evidencia un
memorándum interno de J&J, de un consultor médico interno de la empresa, que en 1997 escribió que “cualquiera que niegue (los) riesgos” entre el talco “higiénico” y el cáncer de ovario será percibido por el público de la misma manera que los que niegan la relación entre fumar cigarros y el cáncer de pulmón: “negando lo obvio”.
¿Productos cancerígenos para guaguas?
No es la primera vez que J&J se ve relacionado a noticias acerca de la presencia de ingredientes cancerígenos en la composición de sus productos.
En 2012, y tras la
presión mediática de una agrupación de consumidores,
la empresa informó públicamente la eliminación –a partir de 2015- del formaldehido y dioxano, dos compuestos relacionados al desarrollo de la enfermedad, y que se encontraban en productos como el clásico champú de la marca “No more tears” (no más lágrimas).