ROMA.- La heredera de la casa de moda Emilio Pucci ha sido acusada de "homicidio involuntario" tras la muerte de dos personas por la caída de un inmenso árbol de su jardín sobre el automóvil en que viajaban las víctimas.
El jueves pasado, el coche en el que se movilizaban los egipcios Mohamed Fuad, su hermano y esposa Eleonora Mahamaoud Mannino, fue aplastado por un enorme pino, en el barrio de Tor San Lorenzo, en el suroeste de Roma.
Los dos hermanos, de 45 y 55 años, que manejaban una tienda de frutas y verduras en Roma, murieron en el acto, mientras que la esposa, quien se encontraba en la parte trasera del coche, resultó gravemente herida y se encuentra hospitalizada.
El árbol, que tenía 80 años de existencia y tenía las raíces enfermas, estaba dentro de la propiedad de la familia Pucci, por lo que los propietarios resultan responsables del fatal accidente. Y en este caso, la dueña es Laudomia Pucci, hija del Marqués florentino Emilio Pucci di Barsento, fundador de la casa de moda que lleva su nombre, y que falleció en 1992.
Laudomia, hija de Pucci y de la baronesa Cristina Nannini, no solo es heredera de los bienes de la familia, sino que además es responsable de la imagen de la marca (de propiedad actualmente del grupo de lujo francés Louis Vuitton-Moet-Hennessy Grup LVMH).
Según los primeros elementos de la investigación, las autoridades locales habían entregado a la familia Pucci una lista de "árboles peligrosos", que probablemente tenían que ser talados.
Sin embargo, los vecinos de los Pucci señalaron que el terreno estaba prácticamente abandonado, y no estaba sometido a mantenimiento en forma regular, tal como exige la ley.
El primer Pucci que trabajaba después de mil años
El padre de Laudomia llegó al diseño de vestuario y a convertirse en un famoso modisto, casi de casualidad.
En los años 40, acostumbrado a llevar una cómoda vida desde sus antepasados –se dice que es descendiente de los Medici y que era el primero de su familia en trabajar después de mil años- una de sus principales actividades era esquiar y él mismo diseñaba sus atuendos para practicar su pasatiempo.
Esto lo vio el fotógrafo Toni Frissel, quien quiso retratar el trabajo del marqués para publicarlo en Harper’s Bazaar, y no tardó en llamar la atención de la alta sociedad italiana.El resto fue historia; su popularidad traspasó el Atlántico y personajes tan icónicos de los años 50, como Jackie Kennedy o Marilyn Monroe fueron los maniquíes perfectos para las prendas del noble diseñador. Se dice que esta última fue incinerada en 1962, vistiendo uno de sus Pucci.