La tendencia quedó marcada por la modelo norteamericana Kendall Jenner en el desfile Dior realizado en un decorado retrofuturista: los labios pintados de negro, sin necesariamente evocar un estilo gótico aunque inevitablemente se traduce en “mujer fatal”. El recurso recorrió otras colecciones, incluyendo al cierre este miércoles la de Louis Vuitton con labios en tonos oscurísimos. Para Saint Laurent, Hedi Slimane optó en cambio por ponerle mucho negro a los ojos de todas sus modelos.
Saint Laurent retrocedió de los 90 a los 80 como fuente de inspiración, para el disfrute de las amantes del estilo glam-rock: volados omnipresentes, hombros exagerados y cintos dorados o plateados muy anchos, cuyo regreso nadie osaba o quería imaginar apenas ayer, vuelven a estar presentes.
La tendencia apareció en marcas consagradas o principiantes, de Balenciaga a Veronique Leroy, pasando por Neith Nyer, la grifa del brasileño Francisco Terra, que en su segundo desfile parisino trajo una colección ochentosa de principio a fin, con enormes aros de metal para ambos sexos.
Vetements, la estrella ascendente de la moda parisina, pero también Chloé, Dries Van Noten, Rick Owens, Céline o Stella McCartney variaron casi al infinito las posibilidades del XXL, con superabundancia de materias plisadas, superpuestas o simplemente enormes. No vienen mal para sentirse protegidas en el crudo invierno o en un mundo hostil, entorno que evocaron algunos decorados apocalípticos a la hora de ambientar los desfiles.
Botas y chaquetas de cuero del universo motociclista con Chloé o inspirada en el uniforme militar (Sacai, John Galliano, Margiela, Louis Vuitton), la mujer se transforma en guerrera urbana. Hasta la bailarina de Valentino tiene un tutú que es más bien una armadura y que calza botas militares.
Las botas altas en todas sus variantes estuvieron en muchas pasarelas. Con Vetements suben muy por encima de la rodilla. El georgiano Demna Gvasalia la impuso también en Balenciaga, con plataformas. Omnipresentes en Rick Owens, las botas altas también calzan a la mujer con Balmain.
Otras opciones: la bota de inspiración ecuestre de Chanel, sin tacones. Con Paco Rabanne son botines chatos y futuristas, dorados o plateados.
El violeta se declina con Dries Van Noten en versión nocturna. Aparece en Chanel, Balenciaga y Margiela. También Elie Saab, en versión encaje.
Kenzo apela al malba, por toques o en look total. Miu Miu lo adopta en pantalones de inspiración asiática.
La piel de cordero está por todas partes: Margiela en chaqueta con capa, Balenciaga, Carven, Hermès... El terciopelo no se queda atrás: brillante con Nina Ricci, tratado especialmente para darle un efecto "lluvia". Muy años 70 con Vanessa Seward, más desprejuiciado en Vivienne Westwood, punk con Koché.
Las mallas de lana en distintas variantes para sobrevivir al invierno. El chileno Octavio Pizarro combina con materias sintéticas con lanas mohair o alpaca.
Los estampados de inspiración animal siguen seduciendo. El leopardo muestra sus manchas con Dries Van Noten y Dior. Mugler se declina en piezas de terciopelo con tul o bordados, y aparece en los hombros de piezas de terciopelo. El tigre se deja ver en Kenzo, donde ya es casi un emblema. En un registro más suave, el cisne elegante se desliza en las creaciones de Stella McCartney.
Son la regla con John Galliano para Margiela, la marca adepta a la deconstrucción. Son lúdicas con Jacquemus, sensuales con Esteban Cortázar, más discretas en Dior.
La asimetría también está presente en los accesorios: ya no es necesario tener un par de aros, con uno alcanza. Pero claro, tiene que ser voluminoso.
El alfiler de gancho, accesorio punk por excelencia, reaparece en Stella McCartney y Balenciaga.