¡A veces nos sale el tiro por la culata! Al luchar por años para hacernos un espacio en el mundo laboral, es muy probable que las mujeres nunca imaginamos que podríamos salir mal paradas.
El esfuerzo no fue menor y rindió sus frutos. No por nada Chile es el tercer país de Latinoamérica con más mujeres independientes en toda la región, detrás de Uruguay y Argentina, según la CEPAL.
Cuento aparte es que ésta cifra no nos hable a cabalidad de esa realidad laboral, ya que un buen porcentaje de ella estaría compuesta por trabajos informales. Y peor aún, que un 37% de mujeres continuarían inactivas, apresadas en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos, según lo que agrega un estudio de la Fundación Sol.
Pero entre pitos y flautas podría decirse que
hoy gozamos de aceptación en el mundo laboral y las discusiones de antaño, en las que se limitaba nuestro rol al de esposa y madre, parecen fuera de contexto, a pesar de que sólo han transcurrido tres décadas de tales controversias.
Pero, ¿qué sucedió después? ¿Esa anhelada conquista habrá sido "miel sobre hojuelas" o estaremos batallando con nuevos obstáculos?
Todo cambio social importante va generando a su paso otro tipo de trastornos. Muchos de ellos nos toman por sorpresa y sólo con el tiempo se va reconociendo que tras cualquier mejora, se suceden nuevas complicaciones. Es de lo que tratan los llamados "Generadores de Cambio", que van midiendo el impacto tangencial de determinadas fuerzas en las transformaciones del ecosistema. Asuntos como la prolongación de vida de la población mundial repercute negativamente en otros planos, generando a su vez nuevos desafíos como el de la alimentación, la vulnerabilidad de la tercera edad, etc. Al superarse un problema se genera inmediatamente uno nuevo, o más. Terrible reconocerlo, pero es así.
A mi juicio,
el mundo femenino también podría reflexionar sobre los efectos colaterales que los propios logros han generado, preguntarse si el haber roto cadenas sociales pudiera a su vez haber producido otras situaciones poco beneficiosas que afectarían la mentada libertad e, incluso, haber sido capaces de concebir un moderno sistema de dependencia, quizás más invisible que el anterior.
En la llamada "Ley de los Contrarios" se planeta que cada fenómeno contiene en sí su lado opuesto: la vida a la muerte, el inicio al término. La oposición de los polos sólo generaría la indivisibilidad de su antagónico. Dos caras aparentemente enfrentadas pero que en realidad sólo hacen parte de una misma moneda. Es la base de la Dialéctica.
Es probable que el empeño y convicción femenina entusiastas a la hora de jugársela laboralmente, desencadenara un flujo de pasiones que cubrieran todos los rincones personales, reemplazando a la otrora dueña de casa por la nueva empleada 24/7, dando origen a un nuevo tipo de subyugación, un casamiento de esta época.
Ejemplos de mujeres exitosas y que hicieron del trabajo sus vidas, casi sus causas, abundan. Desde Coco Chanel, Edith Piaf, Margot Duhalde, María Luisa Bombal, Gabriela Mistral. Todas dejaron huellas profundas y se convirtieron en íconos que fijaron el estándar de lo que puede generar la pasión, algunas de ellas con más suerte en sus vidas, otras no tanto.
¿Te perdiste en el camino? Desarrolla el "egoísmo positivo"
Si sólo miramos la disponibilidad de tiempo y para ello recurrimos a las cifras oficiales, la OCDE declara que Chile sería el tercer país con mayores horas trabajadas: 2.015 horas anuales, muy por encima del promedio de 1.770 y de las 1.380 horas de Alemania. Se sumaría además, que la mujer emplearía un promedio de 3,9 horas diarias en el cuidado familiar y 2 de desplazamientos diarios (Uso del Tiempo. INE 2009). Esto para deducir del mínimo margen con el que cuenta cualquier mujer fuera de sus obligaciones diarias. Un panorama poco alentador para las que creímos haber al fin disuelto antiguas ataduras.
Al leer este artículo usted podría concluir que algo parecido pudiera suceder en el lado masculino y tiene razón. En términos generales, en mayor o menor grado, todos respondemos a deberes y obligaciones que postergan nuestros deseos inmediatos. Sin embargo, y ahí viene la distinción del género, es posible que los hombres experimenten más recurrentemente el llamado "egoísmo positivo". La cerveza al final del día, la pichanga de barrio, la junta con amigos de colegio o el sagrado partido de golf los sábados en la mañana, pudieran ser expresiones masculinas, en donde, sanamente explayen su capacidad de alternar roles, de saber aquilatar mesuradamente sus distintas facetas, de ser rigurosos al otorgarse un tiempo propio. Envidiable, ¿verdad?
En el caso femenino, para todas aquellas que parten al alba con las tareas del día, corriendo casi sin mirar a su alrededor, en una especie de frenesí laboral y que han reemplazado a la pareja por el trabajo, sería momento de preguntarse en lo siguiente:
1.- Más allá de una situación puntual en la que pueda estar inmersa hoy, ¿usted podría describirse como trabajólica?
2.- Fuera de lo laboral, ¿tiene la sensación de estar al debe en los aspectos más personales de tu vida?
3.- ¿Por cada vez que se propone darse tiempos propios, tiende a priorizar las obligaciones laborales posponiendo sistemáticamente planes personales?
4.- ¿Su mundo social se ha reducido a los círculos inmediatos del trabajo y la familia?
5.- ¿En lo relacional, tiende a ser dominante y con dificultad para relajarse, operando tal como lo hace en el trabajo?
6.- ¿Tiende a privilegiar el resultado y lo práctico por sobre la liviandad y el sinsentido?
7.- En el amor, ¿ve pocas posibilidades de conquistas dado el reducido espacio para entablar una relación?
8.- En general, ¿le cuesta ser coqueta y le complica lo relacionado a eso que dicen "ser femenina"?
Si ha contestado afirmativamente a más de una de estas preguntas me parece que, de alguna u otra manera, su situación no difiere mucho con la de sus antecesoras. Se me ocurre pueda estar experimentando en carne propia sus "Generadores de Cambio", en un juego de desproporción laboral que le resta posibilidades en otros planos. Para que "el tiro no le salga por la culata", podría hacerse cargo de esas tareas aún pendientes, el ver cómo enriquecer su vida social, descubrir algún pasatiempo o el de atreverse en el amor.
Con respecto a la pareja, y tal como lo vemos en los Talleres de Coaching para el Amor, tener una relación sana implica tiempo, energía y voluntad, y siempre pone de manifiesto la atención a sí mismo que cada uno se prodigue, de la calidad del vínculo propio.
Para aquellas que sienten haberse perdido en el camino y con ello desconocer cómo volver a conectarse les sugiero no seguir posponiéndose y pedir ayuda. Aprender a desarrollar ese "egoísmo positivo" y equilibrar los distintos aspectos de la vida sin tener que transar en nada. En definitiva, cuidarse de no volver nunca más a "colocar todos los huevos en una misma canasta". Reconocer todo de lo que ya ha sido capaz y, de vez en cuando incluso, bajar los brazos sólo porque sí, porque responde a un primer compromiso personal, al derecho a Ser Todo lo que Usted Quiere y se Merece Ser.
Saludos,
Cristina Vásconez, coach para el amor (cvasconez@puntopartida.cl).