¿Crees que tus hijos invierten mucho tiempo de sus tardes para hacer tareas y cumplir con sus deberes escolares? ¿Sientes que gran parte del tiempo en familia lo dedicas a hacer tareas con tus hijos? Sin duda muchos padres se sienten identificados con esta realidad. No en vano el movimiento "La tarea es sin tareas", que nació mediante una página de Facebook, ha alcanzado 50 mil miembros en unas pocas semanas de existencia.
La pregunta que debemos hacernos es si enviar tareas para la casa conlleva beneficios para los estudiantes o no, y nos encontramos con que existen estudios que avalan tanto una postura como la otra.
En el caso de los niños que cursan los primeros niveles de educación básica, se recomienda que se envíen tareas breves y acotadas, pues se ha comprobado que tiene ventajas en cuanto a la formación de hábitos y del carácter. No está tan claro el beneficio directo en cuanto a los aprendizajes, pero sin duda que se fomenta la responsabilidad, la concentración, la voluntad, así como la administración del tiempo y la capacidad de resolver problemas.
En este contexto se recomienda que se envíen tareas muy breves, que sean motivadoras y variadas, con el fin de que los estudiantes vayan adquiriendo estos beneficios sin afectar negativamente el interés por el trabajo escolar.
En relación a los estudiantes de cursos superiores, sí existen investigaciones que permiten concluir que las tareas para la casa inciden positivamente en los resultados académicos. Sin embargo, resulta sustantivo que el docente tenga claro el objetivo de éstas y que consiga involucrar a los estudiantes en este planteamiento, como protagonistas de su propio aprendizaje, lo que permitirá que estas actividades cobren un sentido real.
Algunos de los objetivos que suelen cumplir las tareas son, por ejemplo, el reforzamiento de lo visto en la jornada escolar y la preparación de contenidos para enfrentar de mejor manera la clase siguiente. De este modo se consiguen aprendizajes más efectivos y por lo tanto mejores resultados académicos.
Ahora bien, independientemente del nivel que cursen los estudiantes, siempre es importante que se aplique criterio y que tanto los profesores como los padres estén conscientes de la realidad de los niños que tienen a cargo, en cuanto a los horarios de la jornada escolar y la posibilidad de apoyo parental real.
Sumado a lo anterior como padres debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que quiero para mi hijo?, ¿cómo combino buena calidad de vida y una infancia feliz, con un aprendizaje que le permita desenvolverse adecuadamente en la vida y en este mundo globalizado? A partir de esta reflexión tenemos que considerar la elección del colegio, así como poner el énfasis en aquello que consideramos preponderante en la crianza de nuestros hijos.
Saludos,
Mª Paulina Schwarze Fraile, subdirectora de Editorial Caligrafix. Profesora de Estado en Castellano (PUC), Licenciada en Letras (PUC), Magister en Comprensión Lectora y Producción de textos (Unab).
