SANTIAGO.- Imaginen el siguiente escenario: dentro de los próximos minutos, su jefe los llama a una reunión con otros empleados, para informarles a todos que desde hoy, la jornada laboral será de seis horas, sin por ello, rebajar el salario. Inmediatamente, las miradas incrédulas entre los colegas darían paso a las preguntas: ‘¿Dijo seis horas?’, ‘¿no nos va a bajar el sueldo?’, ‘¿dónde está la cámara escondida?’.
Esa realidad es la que viven trabajadores de varias empresas e instituciones en Suecia, donde apuestan a disminuir las horas laborales diarias para así, aumentar la calidad del trabajo y por ende, los ingresos. O como dijo uno de los beneficiados, Arturo Perez, “un trabajador feliz, trabaja mejor”.
Lealtad en el equipo, menos licencias por enfermedad, la idea de no perder el tiempo –“sacar la vuelta”, en buen chileno- y de no malgastar el tiempo del resto, son los conceptos que han aparecido con la reducción de horas laborales aplicadas en ciertos puntos de Suecia, y que en el caso de Perez, se debieron a un experimento de la municipalidad de Gotemburgo. Y a un año de haber comenzado, reflejó los resultados esperados: se había reducido el absentismo y mejorado la salud y productividad de los empleados.
Perez, que trabaja como cuidador en una residencia para ancianos y que solía tener turnos de 8 horas, aseguró que ahora puede dedicarles tiempo y energía a sus tres hijos. “Nunca soñamos con una jornada laboral de seis horas”, dijo al New York Times. “Se siente la felicidad al venir a trabajar”.
El hospital de los enfermeros felices
Si bien Suecia -
al igual que Dinamarca- se ha caracterizado por ser un país con avanzadas leyes laborales que apuntan al bienestar de la gente –sobre todo en cuanto a maternidad/paternidad se refiere-, existe un sector político que no ve con buenos ojos la idea de disminuir la jornada laboral, concepto que, por cierto,
la mismísima ciencia ha defendido con estudios.
En momentos en que en Francia se levantan enormes huelgas y protestas por la Reforma Laboral impulsada por el gobierno galo –que entre otras cosas, alargaría la semana de 35 horas laborales que habían ganado los trabajadores el año 2000- gente como la vicealcaldesa de Gotemburgo, Maria Rydén, cree que el experimento municipal se basa en una utopía que va en desmedro de la competitividad económica de las empresas. “No podemos pagarle a la gente para que no trabaje”, comentó al NYT.
Pero estas posturas no desaniman a instituciones como el hospital universitario de Gotemburgo, donde el año pasado, decidieron que 89 enfermeros y doctores comenzaran una jornada laboral de 6 horas.
Claro que eso no fue gratis. Para llevar a cabo este nuevo horario, debieron contratar 15 personas más para compensar, y aumentar las horas de quirófano, con un costo total de alrededor de 123 mil dólares.
Pero el resultado parece valer la pena, ya que según su director ejecutivo, Anders Hyltander, los trabajadores son más eficientes y apenas se enferman; las cirugías realizadas aumentaron un 20%, las listas de espera pasaron de meses a semanas y, de este modo, los pacientes pueden regresar antes a sus trabajos, representando un menor costo en licencias médicas para el país.
“Durante años se nos ha dicho que la jornada de ocho horas es lo óptimo. Pero creo que deberíamos retarnos a nosotros mismos y decir: ‘Sí, es así ahora, pero si quieres aumentar la productividad, hay que probar ideas nuevas’”, dijo Hyltander.
¿Crees que esta medida podría ser aplicada en Chile?