"Era un chiste interno con mis hermanos imitar a señoras cuicas, acentos extranjeros, niñas peloláis", comentó a revista Viernes esta ilustradora.
Foto, Sabino Aguad. Ilustraciones, Fran Feuer
REVISTA VIERNES LA SEGUNDADespués de haber entregado su tesis de Literatura, Francisca Feuerhake (26) se subió a una micro en el Campus San Joaquín de la UC con destino a su casa en Vitacura y sólo podía pensar en una cosa: tres mujeres borrachas en un bar. “No sé por qué se me ocurrió esa escena, pero empecé a armar la historia en mi cabeza y pensé que podía ser un cuento corto. Sin embargo, mi pensamiento siguiente fue ‘No, no quiero escribir, estoy agotada de las palabras’”, cuenta. Por lo mismo, llegó a su casa y encontró en unas acuarelas la herramienta que necesitaba para llevar al papel lo que se le había ocurrido. Ese fue su primer dibujo como ilustradora.
Ilustradora y editora de la revista Mimag, expresar es una palabra clave para Francisca. Extrovertida y en extremo directa, plasmar sus pensamientos para que cobren vida propia se ha vuelto su método de exorcizar épocas y cotidianeidades, pero también de opinar respecto al mundo que la rodea. “Siempre he necesitado expresarme, pero no había encontrado el espacio. Cuando salí de la universidad y tuve un hijo, me liberé de las restricciones, y pude hacerlo de distintas formas”, explica.
No sólo en el dibujo y las letras encontró una salida para sus pensamientos. La actuación es otro de sus formatos –participa en un taller de teatro desde 2007 y formó la compañía “Los cuicos” –, y ése es el que explota con el personaje que se volvió un hit en redes sociales: “La vieja cuica”. “La vieja me sale de adentro, porque he crecido mirando y escuchando a este tipo de personas. Era un chiste interno con mis hermanos imitar a señoras cuicas, acentos extranjeros, niñas peloláis. Es una manera de reírnos de nosotros mismos”, cuenta Francisca al explicar cómo nació esta María Eugenia del Niño Jesús Valdivieso Errázuriz, una señora de clase alta que está casada con su José Luis, tiene siete hijos y varios nietos, que es fan de los imanes de refrigerador, que intenta cantar en inglés, hacer ejercicio,, organizar una “confesatón” en el Parque Bicentenario, que de paseo por Santiago Centro se siente “como en Roma”. Y que ni muerta diría “falda”, “colación”, “servicio”, “bebé”, “lentes” o “cenar”.
Esta vieja cuica es bien divertida, ¿cómo nace? Fue coincidencia. Cuando instalé Snapchat tomé la opción de mezclar mi cara con una foto y estaba este meme de una vieja. Lo puse y me cagué de la risa. Justo estaba con mi hija en brazos y se me ocurrió grabar: “Esta es mi nieta que me vino a ver” con el tono de la vieja cuica. Me gustó mi voz, cómo me había salido, sentí que realmente había sido poseída por una señora elegante pero horrible al mismo tiempo. Y empecé a preguntarme cómo actuaría ella en distintas situaciones. Cuando mi papá vio los videos me pidió que se los mandara para mostrárselo a sus amigos. Y lo más fácil era subirlo a YouTube. Eso fue el 14 de mayo. Así partió todo.
¿Tienes la intención de hacer una crítica a través de ella?
No. La verdad es que sólo me sale. Pero reflexionando, creo que estoy tratando de elaborar una idea que a mí me ha atormentado durante mucho tiempo: la vejez, esa obsolescencia humana programada. Tengo la angustia existencial de que cuando cumpla una cierta cantidad de años voy a dejar de ser la protagonista del mundo. Lo he hablado mucho con mis papás, que ya están en los 60, sobre qué se siente no entender, qué se siente escuchar pura música en la radio que no es de tu época, que el mundo esté lleno de aplicaciones que no sabes usar, que en la tele aparezcan puros pendejos y que los más viejos sean sólo los políticos.
¿Y cómo enfrenta eso la vieja?
María Eugenia constantemente trata de participar. Trata de saber, canta canciones actuales, quiere pertenecer. Ese intento heavy resulta muy tierno y por eso creo que la gente la ama y le cantan Feliz cumpleaños.
Ahora que ya se volvió un hit, ¿tienes planeado seguir con ella?
Voy a continuar en la medida en que yo me siga riendo con la vieja cuica. Esto es una gran humorada y va a quedar así. Creo que se puede agotar y llegará un minuto en el que no va a haber nada nuevo que decir. Nunca pensé ni quise hacerme conocida por esto sino por mis ilustraciones, mi trabajo. Ese el espacio en el que me quiero lucir. Yo no soy Germán. No me interesa ser una youtuber más.
Eres ilustradora pero estudiaste Literatura. ¿Por qué el cambio?
Yo salí de la carrera con una carga emocional heavy porque me quedé esperando guagua entremedio. Tuve mucha, muchísima ayuda, pero fue difícil no poder vivir a concho ser universitaria. Cuando terminé estaba reventada de palabras, pero necesitaba transmitir lo que pensaba. Y me puse a dibujar. Me decían que lo que hacía era ilustrar, pero mí me cargaba decir que era ilustradora porque era lo más engrupido del mundo si no había estudiado Diseño ni Arte. Me costó mucho conciliar eso, pero después me di cuenta de que a medida que iba pintando me iba soltando en la escritura. Por eso digo que lo uso como escape. Y lo mismo ha pasado con “la vieja”: es un escape al dibujo. Voy así, entre una y otra, y ha sido genial porque todo se ha ido conectando.
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