REVISTA VIERNES DE LA SEGUNDA
Sofía Buruchaga, 15 años, estudiante del Liceo Tajamar
“¿Cómo es posible que a una niña de 15 años sí le importe la situación política, lo que está pasando con las reformas y con las clases sociales en Chile, y a una persona mayor no? Vivo en San Miguel y mi familia es lo más apolítica que hay. Me metí en la política porque me picó el bichito de las marchas y las movilizaciones. Sola saqué mis ganas de aprender, de informarme, de darme cuenta qué está pasando con la vida, algo que a la mayoría simplemente no le interesa.
Mi papá me apoya, pero hay algunos puntos en los que no está de acuerdo, como que yo esté dispuesta incluso a caer detenida, como me ha pasado. No creo que se ponga contento cuando lo llaman de la comisaría. Pero al final nos reímos porque él sabe que, pase lo que pase, con permiso o sin permiso, las cosas las voy a hacer igual. Son mis ideales.
A mi mamá le preguntaría: ¿de dónde viene esa decepción porque yo sea de izquierda, que tenga un lado revolucionario? ¿Cuál es el problema de que yo quiera hacer algo para cambiar la realidad? ‘Es que marchando no vas a conseguir nada’, me dice. Pero por ahora es lo que se puede hacer. Hay que ser persistente. Si la gente es pesimista y no confía en sus propias acciones mejor nos quedamos en la casa siendo unos fachos pobres.
Si tuviera a un carabinero de fuerzas especiales al frente le preguntaría: ¿sería capaz de tirarle una lacrimógena a quemarropa a su hijo tal como me la tiró a mí? Y a un encapuchado le diría si sabe por qué está camoteando, si está consciente de lo que está haciendo.
La otra vez estaba afuera de la toma, pegando unos afiches, y pasó una señora. ‘Cabros tontos, quieren puro perder clases, son todos flojos,’ dijo. ¿Por qué la gente es tan desagradable, y en vez de ser amable se pone a tirar mala onda? Muchos piensan que estamos tomando copete y fumando marihuana cuando lo que hacemos es construir nuestro propio espacio. Me pregunto si en diez años más podré mirar hacia atrás y ver que todos los días aporté mi grano de arena para hacer el cambio que espero suceda entonces, en diez años más”.
Camila Hinojosa, 21 años, estudiante de Derecho en la Universidad Andrés Bello
Entré a estudiar Derecho por influencia de mi hermano, que es abogado, y me mostró de qué se trataba la carrera. Me gusta mucho. Estoy contenta de haber tomado esa decisión.
Yo elegí una universidad privada para estudiar de corrido, porque en la Chile o la Usach, que son públicas, pasan mucho tiempo sin clases. ¿Pero cómo puede ser que en las salas falten sillas, que la infraestructura no sea la equivalente a la plata que uno paga? Por eso, al principio yo estaba súper a favor de la toma y de que había que luchar por esos derechos básicos. Pero al pasar las semanas me di cuenta de que se me iban a juntar las pruebas, que voy a tener poco tiempo, que no tendré vacaciones. ¿Y qué va a pasar con el pago del año académico? Nosotros no pagamos doscientas lucas: son cuatrocientas lucas mensuales, quinientas en algunos casos. Yo estoy con el CAE, pero no me cubre todo, sólo la mitad. No tengo mala situación económica pero no es plata que pueda tirar. Además, el año pasado también estuvimos en paro, pero muchos de los puntos que se plantearon no se cumplieron. Pusieron unos sillones, agregaron fotocopias y nada más. ¿Servirá esta toma para conseguir lo que se quiere?
Nunca he ido a una marcha. Uno ve las noticias y siempre terminan mal. No dan ganas de ir. ¿De qué sirve hacer tira un paradero? ¿Qué se gana con lanzarles piedras a los pacos, a rayar todas las paredes? ¿Por qué los encapuchados se hacen los choros si andan con la cara tapada? Me da rabia eso.
A veces me pregunto, ¿por qué no fui más ambiciosa? ¿Por qué no me esforcé más en el estudio, en tener mejores notas y puntaje? ¿Por qué me dediqué a flojear en vez de ser más activa?
¿Tendré en mi vida el éxito que espero lograr? Vivo en Peñalolén, y no es que quiera vivir en Las Condes o en Vitacura, pero me pregunto si seré una buena profesional, con un buen trabajo y un buen pasar. ¿Mi vida será más acomodada que la de mis padres?
Revisa el resto de “¿Qué nos preguntamos los chilenos?”, el especial aniversario de Revista Viernes, acá.