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Chile bicampeón: ¿Cuánto nos durará la felicidad después del festejo?

Es innegable que a nivel país se sintió un golpe de energía con el triunfo de La Roja. ¿Por qué pasa esto? ¿Hasta cuándo podremos disfrutarlo?

28 de Junio de 2016 | 15:00 | Emol
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No son pocos los que celebraron hasta el lunes por la mañana el triunfo de La Roja.

Manuel Herrera, El Mercurio.
SANTIAGO.- Habían sido horas de estrés, gritos, insultos al árbitro y a uno que otro jugador que golpeó a un miembro de la Selección. Los que fuman, fumaban, los que beben, más bebían y alguien se comía las uñas, hasta que el colon irritable golpeó la puerta cuando los dos alargues terminaron en 0; había que ir (de nuevo) a penales. Celebramos la patada fallida de Messi como si fuera un gol propio, y saltamos con cada penal acertado de La Roja, hasta ese último del Gato Silva, que después de alrededor de 120 minutos de sufrimiento nos devolvió el alma al cuerpo; éramos campeones de nuevo y los “cehacheí”, los abrazos y “¡salud!” pasaban a un segundo plano, porque todos queríamos ver a los jugadores chilenos celebrar como ganadores; se lo merecían y, de paso, nos estaban haciendo tremendamente felices.

"¿Hasta cuándo durará esta felicidad?", se preguntó un colega esta mañana, una vez retomada la rutina laboral y con una marraqueta, si bien crujiente, ya menos calentita que el lunes. ¿Es felicidad? ¿Por qué el deporte nos provoca esto?

Buscando respuestas, nos encontramos con una empresa que se dedica a difundir información y tecnología que promueva la felicidad. Así, desde Happify, creada en Nueva York el año 2012, aseguraban que tanto practicar como ver deporte son fuente de felicidad, y que aquellos que se consideran fans deportivos, incluso suelen presentar menos índices de depresión, menos estrés y hasta más autoestima.

“Los fans de equipos locales generalmente son más felices que aquellos que siguen equipos de afuera”, informaron, porque crea oportunidades para vincularse socialmente, para conformar amistades y entrega el sentimiento de pertenecer a una comunidad.

Al respecto, la psicóloga de la Clínica Alemana, Solange Anuch, concuerda, afirmando: “La alegría tremenda de este triunfo tiene que ver con la identidad nacional, y con nuestra necesidad de construir esa identidad frente al mundo”.

Tal como explicó, frente a tanta noticia de descontento y protestas que incluyen la violencia, este tipo de instancias son más que necesarias para entregar una potente sensación de seguridad y cohesión como país de manera transversal, sin importar los colores políticos. “Además, ver a un grupo de seres humanos súper hábiles técnicamente en lo deportivo, es potente; vemos personas que han hecho un camino de sacrificio para llegar a un rendimiento óptimo, y eso te identifica más allá de los valores nacionales, sino que con la posibilidad del triunfo, del ascenso. Entrega optimismo”.

Es más que un sentimiento


Tenemos que hacer una diferencia. Una cosa es estar felices -que es un estado de ánimo permanente, influido por la propia biografía y hasta aspectos genéticos-, y otra, estar contentos. Y este último sentimiento es el tema que nos convoca.

Y si bien, triunfos como los del domingo son un golpe de energía al estado de ánimo de felicidad, la verdad es que durará todo lo que dure el estar contento, es decir, hasta que se mantengan los recuerdos de la victoria a través de estímulos con videos, fotos u otro soporte en medios de comunicación o redes sociales.

Sí, suena algo desalentador, pero para mantener viva la llama de la identidad nacional con aroma a victoria, Anuch recomienda aferrarse a más ejemplos de logros positivos en personas resilientes (en deporte hay varios -aquí, recientes ejemplos de Tomás González y Jeremías Israel-).

“Además, sería bueno que la educación, no solo deportiva, genere instancias para unificar a través de otros elementos que no sean necesariamente el fútbol. Un país que se une frente a un goce común que lo identifica (música, ritos, etc.), es un país que genera constantemente energía positiva para seguir adelante”, aseguró la psicóloga.
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