NUEVA YORK.- Algo raro ocurre en el mundo de la medicina. Enfermedades con alta prevalencia como el cáncer de colon, la demencia y las cardiopatías, están disminuyendo en los países ricos, y ni los mejores diagnósticos ni los mejores tratamientos lo pueden explicar del todo.
Los científicos están maravillados con estas buenas noticias, un misterio médico de los buenos que tiene a muchos intrigados. “En verdad es fácil proponer explicaciones interesantes y atractivas”, dijo el Dr. David S. Jones, un historiador de medicina de Harvard. “El reto está en determinar cuál de esas hipótesis interesantes y atractivas puede ser correcta”.
Por supuesto, la erradicación de esas enfermedades está lejos de haber ocurrido. Todavía causan un enorme sufrimiento y matan a millones anualmente. Sin embargo, parece que las personas en Estados Unidos y otros países ricos empiezan, de manera inesperada, a hacer que las enfermedades de la vejez retrocedan. Los padecimientos más comunes lo siguen siendo (el cáncer, las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), pero se presentan más tarde en la vida de las personas y, en general, se vive más tiempo con buena salud.
El cáncer de colon es el dilema más reciente. Mientras que la tasa de muertes por cáncer en general se ha reducido desde principios de los noventa, la caída en las muertes por cáncer de colon es especialmente asombrosa: la tasa ha disminuido casi a la mitad desde su punto máximo en los ochenta, señalaron los doctores H. Gilbert Welch y Douglas J. Robertson de la Facultad de Medicina Geisel en Dartmouth y el Centro Médico de los Asuntos de los Veteranos en White River Junction, Vermont, en un estudio reciente.
La detección, argumentan, solo es una parte de la historia. “La magnitud de los cambios por sí misma sugiere que debe haber otros factores implicados”, escriben. Ninguno de los estudios que muestran el efecto de una mayor detección del cáncer de colon ha indicado una reducción del 50% en la mortalidad, señalan, “como tampoco lo han hecho los estudios de detección de cualquier tipo de cáncer”.
Luego están las fracturas de cadera, cuyas tasas han caído entre un 15 y un 20 por ciento por década durante los últimos 30 años. Aunque el cambio empezó a ocurrir cuando hubo medicamentos para hacer retrasar la pérdida de masa ósea en las personas con osteoporosis, muy pocos pacientes consideran que aquellos puedan explicar el efecto: por ejemplo, menos del 10 por ciento de las mujeres de más de 65 años los toman.
¿Será tal vez porque la gente es más obesa? Las personas con mayor peso tienen huesos más fuertes. Los cuerpos más pesados, sin embargo, explicarían, cuando mucho, la mitad del efecto, señaló el médico Steven Cummings del Centro Médico de Investigación California Pacific y de la Universidad de California en San Francisco. Cuando se le preguntó qué más influía, se rió y dijo: “No sé”.
También las tasas de demencia se han reducido. Se han requerido varios informes y más de una década para que muchos lo creyeran, pero cada vez es más difícil ignorar los datos provenientes de Estados Unidos y Europa. El último informe detectó una disminución del 20 por ciento en la incidencia de demencia por década, comenzando en 1977.
Demencia y cardiopatía
Un estudio reciente, por ejemplo, notifica que, en Estados Unidos, la incidencia entre personas de más de 60 años fue del 3,6 por ciento entre 1986 a 1991, pero de 2004 a 2008 la demencia se había reducido al dos por ciento en mayores de 60 años. Con más ancianos cada año, el total de casos podría ser mayor, pero las probabilidades de que un individuo padezca demencia son cada vez menores. Pero hay razones lógicas. Los pequeños accidentes cerebrales son resultado de enfermedades vasculares y pueden causar demencia, y los factores de riesgo cardiovascular también inciden en el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Así, el tener la presión arterial y los niveles de colesterol bajo control seguramente tiene un efecto. También se ha asociado una mejor educación a un riesgo más de padecer alzhéimer, aunque no se sabe por qué. Nadie conoce la explicación completa de estas reducciones en las tasas. Además, el futuro de esa tendencia también es desconocido.
El ejemplo más ilustrativo de estas reducciones son las cardiopatías. Su tasa de muerte ha estado disminuyendo durante tanto tiempo (más de medio siglo) que ya no es noticia. Ahora, la noticia es que la tasa de esta disminución, al parecer, se volvió más lenta, aunque sigue en declive. Mientras que las cardiopatías aún son la primera causa de muerte en Estados Unidos, con más de 300.000 víctimas al año, las muertes se han reducido en 60 por ciento desde su punto máximo. Los sospechosos comunes —como un mejor tratamiento, una mayor prevención mediante el uso de medicamentos como las estatinas o los dirigidos a controlar la presión arterial, y la disminución en el consumo de tabaco— por supuesto ayudan a impulsar esta tendencia. Sin embargo, no son suficientes para explicar por completo este declive observado durante décadas, señalan los investigadores cardiólogos.
Científicos tras científicos han examinado el efecto en las cardiopatías. ¿Ha sido resultado de una mayor prevención, un mejor tratamiento, o cambios en el estilo de vida? Los tres han contribuido, dicen.