BANKOK.- Mientras que las voces xenófobas contra los musulmanes aumentan en Europa y Estados Unidos, muchos países asiáticos como Malasia, Singapur o Japón promocionan el "turismo halal" para atraer a más turistas de fe islámica.
El año pasado, el número de viajeros musulmanes en el mundo ascendió a 117,7 millones y se prevé que lleguen a los 168 millones en 2020, según datos de CrescentRating, una consultora especializada en turismo musulmán con sede en Singapur.
Del total, unos 35 millones de musulmanes viajaron a Europa (35%), mientras que 66,7 millones fueron a Asia (56,7%), donde Malasia y Singapur se han convertido en los destinos mejor valorados por este colectivo. Y no solo eso, se estima que dentro cuatro años el gasto de los turistas y viajeros musulmanes ascienda a 200.000 millones de dólares (unos 179.000 millones de euros).
Fazal Bahardeen, consejero delegado de CrescentRating, señaló que uno de los motivos del interés de muchos países en atraer turismo musulmán se debe al aumento del poder adquisitivo de la clase media en el Golfo Pérsico, Turquía, Malasia o entre las comunidades musulmanas de Europa o Estados Unidos.
En un reciente ranking de la consultora, Malasia fue el destino mejor valorado por los turistas musulmanes dentro de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), mientras que Singapur fue el primero fuera de la OCI, seguido de Tailandia y el Reino Unido.
Según Bahardeen, de los principales factores para atraer turismo musulmán es contar con restaurantes o supermercados que tengan comida halal, aquella que es permitida por el islam. "Tanto en Malasia como en Singapur, uno puede encontrar comida halal en cualquier centro comercial y en los restaurantes (...). Lugares habilitados para el rezo también son importantes", afirmó el responsable de CrescentRating.
Otros servicios halal son, por ejemplo, no vender alcohol, disponer de ejemplares del Corán en la habitación o piscinas segregadas para mujeres y hombres.
Certificado de calidad para tratar al turista musulmán
En 2015, unos 5,6 millones de musulmanes visitaron Malasia, mientras que Singapur recibió unos 2,6 millones, los mismos que Tailandia, según Bahardeen.
Dentro de su campaña dirigida al mercado islámico, Tailandia lanzó el año pasado una app de celular de servicios para musulmanes, mientras que el hotel halal Al Meroz, diseñado para las necesidades de los musulmanes, cumplirá en diciembre su primer aniversario.
"Tailandia tiene un centro de certificación halal reputado y fiable apoyado por nuestra institución de enseñanza superior, Universidad de Chulalongkorn. Se llama el Centro de Ciencia Halal", señaló a Efe la Autoridad Turística de Tailandia en un comunicado.
El sur tailandés, sobre todo en la provincia de Songkhla, es un destino popular entre los musulmanes procedentes de Malasia, a pesar del conflicto separatista en las vecinas tres provincias meridionales de mayoría malayo-musulmana Pattani, Yala y Narathiwat.
Otros destinos preferidos para musulmanes fuera de la OCI, según la lista de CrescentRating, son Sudáfrica, Francia, Taiwán o Japón, país que recibió más de 360.000 visitantes de Malasia e Indonesia, la nación musulmana más poblada del mundo.
Japón no se queda atrás
Un número creciente de agencias de viajes japonesas organizan tours especiales para musulmanes, mientras que la aerolínea Japan Airlines (JAL) comenzó a ofrecer menús halal en sus vuelos en junio.
El restaurante Shinyokohama del Museo del Ramen o el Komurasaki de Kumamoto (sudeste) ofrecen este característico plato de fideos sin cerdo, ingrediente generalmente incorporado en el mismo; mientras que el supermercado Nisshin World Delicatessen de Tokio vende productos con certificación halal, incluyendo carne de res y de cordero.
Entre las iniciativas emprendidas por las autoridades japonesas se encuentra la publicación de un libro ilustrado en la prefectura de Aichi (centro) para enseñar a los japoneses a comportarse con los clientes musulmanes.
Bahardeen señaló que, a pesar de las oportunidades del mercado musulmán en sectores como el turismo o incluso la moda, los prejuicios hacia esta comunidad aún afectan a un número de empresas europeas.
"No se trata solo del problema de las migraciones, en general la impresión negativa impide a algunas empresas europeas valorar las oportunidades de unos de los nichos de mercado que crecen más rápido", puntualizó.