SANTIAGO.- Llegó a Chile en julio pasado, con la promesa de facilitar la vida de quienes sufren diabetes -en especial la tipo 1- y tienen que pincharse los dedos varias veces al día para controlar su glicemia. Se trata de FreeStyle Libre, un medidor de glucosa flash que permite conocer rápidamente los niveles de esta, sin la incomodidad del pinchazo.
Aunque apareció a fines de 2014 en el mercado, el dispositivo no estaba aprobado para su uso en menores de 18 años. Sin embargo, en febrero pasado, Abbott -el fabricante- anunció que el medidor podía ser utilizado en niños desde los 4 años de edad, para quienes los pinchazos en los dedos son una verdadera molestia.
El FreeStyle Libre consta de dos partes: un pequeño sensor que se adhiere a la parte posterior del brazo y un lector para escanear. El sensor mide la glucosa en el líquido intersticial a través de un pequeño filamento que se injerta justo bajo la piel y se fija con un pequeño parche adhesivo. Y al pasar el lector sobre él, este entrega el resultado de la glicemia en menos de un segundo.
El sensor que se adhiere a la piel tiene el tamaño aproximado de una moneda de $100 de las antiguas y se puede ocupar por hasta 14 días seguidos. Luego de ese plazo, hay que reemplazarlo por uno nuevo.
Entre las ventajas que tiene el dispositivo está que permite medir la glucosa las veces que sean necesarias, incluso a través de la ropa. Además, los datos registrados proporcionan tendencias y patrones que ayudan a los pacientes en el control de su diabetes.
Un punto en contra es su valor. El lector se compra solo una vez y tiene un costo aproximado de $45 mil. En tanto, cada sensor cuesta $45 mil, es decir, $90 mil al mes, que deben ser pagados por el usuario, ya que el dispositivo no está incluido en la canasta que tiene el GES para la diabetes tipo 1.
Experiencias
En Latinoamérica, el FreeStyle Libre solo está disponible en Chile y Brasil. En Europa, en tanto, se vende en varios países, entre ellos Gran Bretaña y España. En el sitio Children With Type 1 Diabetes, una madre británica compartió su experiencia utilizando el dispositivo con su hijo de 12 años.
"Para nosotros, el FreeStyle Libre nos ha cambiado la vida", asegura la mujer. Relata que al principio su hijo no se animaba mucho a utilizar la nueva tecnología, pero que ahora le encanta no solo por lo práctica que es, sino que también porque le permite detectar bajas y alzas de glicemia, y tratarlas a tiempo.
Cabe recordar que en la diabetes tipo 1, el sistema inmunológico destruye las células beta que se encuentran en el páncreas y que son las encargadas de secretar la insulina, hormona que permite que la glucosa ingrese en las células del cuerpo y, por lo tanto, les den energía.
Por esta razón, los diabéticos tipo 1 deben inyectarse insulina cada vez que comen y además medirse su glicemia varias veces al día, para mantenerla controlada, y evitar que esta esté muy alta (hiperglicemia) o muy baja (hipoglicemia).
En este sentido, la madre británica cuenta que el FreeStyle Libre ha sido de especial ayuda durante las noches, ya que puede controlar la glicemia de su hijo sin la necesidad de molestarlo con un pinchazo y, además, porque le permitió detectar episodios de hipoglicemias -las más peligrosas para los diabéticos tipo 1- que desconocía que ocurrían.
Eso sí, la mujer aclara que el uso del dispositivo no ha significado dejar totalmente de lado las glicemias capilares -las que se toman con una gota de sangre de los dedos- y que continúan recurriendo a ellas en caso de alguna duda en la medición.
Por su parte, Daniel Mayoral, diabético tipo 1 y miembro de la Asociación de Diabéticos de Zaragoza (España), también relató su experiencia con el FreeStyle Libre en la página web de la agrupación. Allí cuenta que probó el dispositivo como sugerencia de su médico, y asegura que se llevó una grata sorpresa al comprobar que las lecturas de este con las de las glicemias capilares eran muy similares.
Sin embargo, se encontró con lo que -a su juicio- es su mayor inconveniente: golpeó accidentalmente el chip, por lo que este se movió y dejó de funcionar.
"Me parece que tiene un precio demasiado alto para que pueda quedar inservible por acciones fortuitas que se pueden dar en cualquier momento", escribió.
En este sentido, Daniel consideró que se trata de un dispositivo muy práctico para quienes llevan un ritmo de vida relativamente tranquilo y no para los diabéticos más activos, ya que estos últimos corren el riesgo de que el chip se caiga sin que se pueda volver a colocar.