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Península de Papagayo, el máximo lujo en medio de las playas exóticas de Costa Rica

En Papagayo están algunos los hoteles más lujosos de Costa Rica; una apuesta de sofisticación en medio de bosques tropicales, mar y arena.

12 de Octubre de 2016 | 11:53 | EMOL
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Costa Rica es un país de Centroamérica apenas un poco más grande que la Región de los Lagos en Chile. Es famoso por no tener ejército y por una frase que explica por qué es una de las naciones más felices del mundo: "Pura vida".

Comenzó a sonar primero en la boca de surfistas y mochileros y, luego, en la de americanos y europeos que encontraron aquí el sitio ideal para retirarse.

Uno de los destinos más lujosos y de moda en Costa Rica es la Península de Papagayo, ubicada en el extremo norponiente del país.

Papagayo es un sinuoso dibujo de tierra que ingresa 25 kilómetros hacia el Océano Pacífico, formando más de 30 playas distintas entre sí. Es justo ahí donde se han instalado algunos de los hoteles más lujosos de Costa Rica; una apuesta de sofisticación y de excelente gusto en medio de bosques tropicales y playas exóticas.

Aquí, hábitos arraigados a la cultura del país, tales como la impuntualidad y la informalidad, pasan a segundo plano frente a los paisajes, el clima y esa constante sensación de disfrute en el ambiente.

Es imposible no sentirse en paz y feliz.

¿Qué hacer?


Entre los destinos más populares en el golfo de Papagayo están:

- Playa Ocotal.
- Playas del Coco.
- Playa Hermosa.
- Playa Panamá.

También constituye una notable atracción turística el Parque Nacional Santa Rosa.

¿Dónde quedarse?


María Olga Borgoño, luxury travel manager de COCHA, asegura que de todos los hoteles de la península, hay 3 que destacan por su lujo y esplendor:

1. Four Seasons Resort Costa Rica at Península Papagayo

En este hotel los huéspedes encontrarán el máximo nivel de “regaloneo” y atención personal que se pueda esperar.

Toallas frías en la piscina, servicio a la habitación de primerísimo nivel, una bolsa tipo picnic para el vuelo de regreso y un muy variado menú de actividades que van desde andar a caballo por los parques nacionales y pasar el día en una de sus 2 playas o 4 piscinas, hasta someterse a un tratamiento corporal de barro volcánico, visitar una plantación de café o participar en una observación de aves.

Son 182 habitaciones, suites y residencias privadas, 4 restaurantes, 1 bar, 5 canchas de tenis (una de ellas de pasto), 1 campo de golf diseñado por Arnold Palmer (con 14 de los 18 hoyos con vista al mar).

Hace unas semanas el hotel lanzó la primera etapa de su programa “Pura vida para todos” (Pura vida for all) que, a través de alimentación, yoga y masajes, busca cambios para vivir mejor y más feliz. El programa completo empieza a principios de 2017.

2. Andaz Península Papagayo Resort

Este hotel inaugurado en 2013 entrega preciosas vistas a la Bahía Culebra.

Diseñado por el arquitecto costarricense Ronald Zürcher, tanto sus 153 habitaciones como sus muy amplias 21 suites –todas con vista a la bahía– y sus espacios comunes, están llenos de detalles:
Los textiles y la iluminación “eco-chic”, los cuadros y fotos de talentosos artistas locales, y hasta los coquetos sombreros de paja (cortesía del hotel).

Las peculiares estructuras curvas de los recintos principales y la combi morada que está en la puerta del hotel, (y que lleva a los huéspedes a la costa playas) hacen de este lugar un paraíso en la tierra.

Dato rosa: El hotel tiene una playa pequeña, que tiende a desaparecer cuando sube la marea.

3. Villa Manzu

Este hotel tiene apenas 8 suites y casitas que son arrendadas en su totalidad, no por unidad, y combina perfectamente la intimidad de una propiedad privada con la atención de un hotel de lujo. La idea es que las personas se sientan en la casa de su mejor amigo.

El lugar iba a ser hogar de un empresario estadounidense que, cuando decidió convertirlo en villas de vacaciones, no escatimó en detalles: Los techos (mosaicos con diseños que evocan olas y hojas) fueron hechos a mano, las puertas fueron traídas de Indonesia, los productos de baños de Antica Farmacista, sábanas italianas.

Si usted odia ver cables por ahí, este lugar es perfecto, pues los enchufes, el aire acondicionado y hasta los detectores de humo pasan imperceptibles en las paredes y los suelos.

En Manzu, el ojo nunca ve algo que no sea bonito y agradable.

Consejo: No se vaya sin probar los brownies de Nutella en la cocina abierta, y la sangría blanca.
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