LUN (imagen de archivo)
Este domingo hay elecciones en nuestro país. Miles de carteles, comerciales y anuncios inundan las calles, tratando de alguna manera de inducir y conquistar nuestro voto.
Esta semana tuve una reunión con una comisión de diputados, en la que vi que todos estaban muy pendientes de las encuestas y de si su candidato a la alcaldía iba a salir electo o no. Les preocupaba la abstención, ya que el voto es voluntario no obligatorio, y trataban de ver e idear una manera para que ni el pronóstico de lluvia anunciado para este domingo, ahuyente y aumente aún más esa tan temida abstención.
Entonces, les pregunté: ¿Por qué creen ustedes que la gente no vota?Todos me respondieron que por comodidad, que porque prefieren no ir y que porque les es más fácil no acudir, ya que antes no era opción. En fin, las respuestas eran varias.
Pero para mí, la situación no es así. Yo creo que la gente no acude a votar no por comodidad -aunque es verdad que a veces influye-, sino que porque los políticos no los ven. Solo los miran, les prometen y hablan de temas y terminologías que casi la mitad del país no alcanza ni si quiera a entender, ya que el chileno común y corriente no está preocupado de la inflación, del IPC o de cuánto nos afecta las diferentes crisis económicas de las grandes potencias mundiales. El ciudadano común y corriente está preocupado de temas mucho más concretos, por ejemplo cómo hará para que su sueldo pueda alcanzarle para llegar a fin de mes o de que su hijo pueda acceder a una buena educación sin importar los recursos económicos.
Los sueños e ideales de la sociedad son tan reales como cotidianos, tan civiles como lejanos a la política. Está muy bien que los políticos hagan lo suyo, al fin y al cabo para eso están. Pero creo que no deben quedarse solo en la política y sí deben bajar a la sociedad civil, al ciudadano común y corriente que es el que les da su puesto en el Congreso, en la alcaldía o donde sea que se desarrollen. A ese hay que escuchar, mirar y no dejar pasar. Es la única manera de construirnos como sociedad, escuchándonos, validándonos, mirándonos. Somos un país hermoso, rico en millones de recursos.
Ustedes se estarán preguntando "¿y qué tiene que ver esto con los trastornos alimenticios?". Tiene todo que ver, ya que el alimento principal de un ser humano es el alma. El cuerpo es el reflejo del alma y si este país está mal nutrido, todos de alguna manera resentimos esa desnutrición. No seamos un país anorexígeno, no nos restrinjamos de opinar, y este domingo vayamos y hagamos valer nuestro derecho ciudadano. Votemos, opinemos, discutamos, construyamos, alimentemos este país de diferentes miradas que construyan un Chile mejor. Ya que toda carencia que criticamos, muchas veces es el reflejo de lo que nosotros mismo carecemos.
Y a los candidatos y políticos que están tan pendientes de la abstinencia, dejen de preocuparse de la lluvia amenazante del domingo o del volante que recibimos en el metro o de las encuestas, porque todo eso no va a ser lo que los haga salir electos. Su triunfo depende de cuánto quieran nutrir a este país, de cuánto quieran escuchar y mirar.
El corazón de Chile tiene hambre y sed de verdad y honestidad. No vivamos en un país anorexígeno, ya que cada uno de nosotros es un nutriente esencial cuando a la bandera hay que representar.
Denisse Fuentes, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.
