"¿Sabías que cada 62 minutos alguien muere como resultado de un trastorno alimenticio?", le preguntaban a Eugenia Cooney, una famosa youtuber que tiene más de 870 mil seguidores y que pesa solo 27 kilos.
Eugenia habla con autoridad y el poco aire que le queda en sus desgastados pulmones, lo saca con fuerza cuando de belleza, físico y moda se trata. Pero solo se olvida de un pequeño detalle: para ser bella -sin importar lo que por ello se entienda- primero hay que estar viva. Y hoy esta youtuber está más cerca de vivir bajo tierra que sobre ella.
Eugenia tienes un público fiel, con fans que tienen entre 12 y 21 años, y están igual o más enfermas que ella, coqueteando día a día con la muerte. Pero no la siguen por admiración, sino que porque se sienten identificadas con ella, siguiendo sus consejos, observando sus imágenes y escuchándola decir que no está enferma.
Y eso es lo más preocupante: que sus cientos de miles de seguidores piensen, vivan y crean que esa delgadez extrema es sana, normal, cotidiana y común. Ellos están ciegos, consumidos e inundados en una arena movediza que los hunde cada día más, sin que se den cuenta.
No escribo esto para atacar a Eugenia. Por el contrario, pienso que en ella hay muchísima belleza, pero es incapaz de verla. Estoy segura de que detrás de esos huesos tiene mucho más que mostrar y que lo suyo es un grito desesperado de ayuda, de que la vean, de que la escuchen.
Al verla en sus videos, que da en evidencia cómo se apaga por ejemplo en esas pausas en que su silencio dice mucho más que mil palabras.
Esta semana, mientras me tomaba un café con mi papá, quien me contó sobre la existencia del canal de Eugenia, recibí un mensaje del familiar de una mujer de 28 años, que pesa lo mismo que la youtuber. La persona me rogaba que la ayudara, porque su vida se estaba apagando y yo era su última esperanza.
A diario recibo muchos de esos mensajes y quisiera poder contestarlos todos, pero no puedo y eso me pesa mucho. Mi papá leyó el que me llegó ese día, se emocionó y me dijo: "Tita, no sabes cuánto entiendo lo que siente esta persona, ya que yo lo viví muchas veces cuando sentía que te perdía mi niña". Y luego agrega: "¿Qué vas a sentir si ella se muere?".
Yo le respondí: "Me muero de pena, papá, porque siento que lo que hago no sirve de nada, ya que otra vida más se apaga entre las sombras de esta enfermedad".
Así que decidí llamarla y pedirle que luchara, que se aferrara a la vida y que si me admiraba, me demostrara que lo que yo hago cada día vale la pena. La invité a que no dejara de escribir, porque aún tenía un libro entero en blanco por llenar.
Lo mismo te pido a ti, Eugenia. No quiero que cierres tu canal, solo te pido que cierres la puerta a la muerte y le des la bienvenida a la vida. Ese es el único canal que quiero ver y que merece tener infinitos seguidores.
Denisse Fuentes, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.