SANTIAGO.- Varadero está ubicado a 140 kilómetros de La Habana y, según la guía Logitravel, su nombre se debe a la gran cantidad de barcos que, a través del tiempo, encallaron o quedaron “varados” en la orilla, ya fuera por los fuertes vientos invernales de la zona o, adrede, para poder repararlos.
Laura Cordero, turista que ha visitado Varadero en varias ocasiones, cuenta que para llegar al balneario desde La Habana puedes tomar una micro de las de Viazul (que se demoran poco más de dos horas, cobran US$ 10 y salen cuatro veces al día), pagar un taxi o tomar un tren. Eso sí, si optas por el tren has de saber que se paga en moneda nacional y se demora más en llegar (unas cuatro horas).
¿Qué hacer en Varadero?
En Varadero podrás nadar con delfines y visitar las Cuevas de Bellamar, uno de los más bellos paisajes subterráneos de Cuba, que cuenta con agua fría y dulce.
Si estás de paso en el balneario, es indispensable ir a alguna disco que tenga música cubana en vivo (hay una muy buena que se llama el Tumbadito). Puedes elegir entre bailar salsa casino (que es la típica), danzar al ritmo del son o escuchar boleros. Además, según Laura, si hay algo que valga la pena hacer estando en Varadero es levantarse temprano para disfrutar del amanecer.
"En pocos lugares podrás disfrutar de amaneceres tan hermosos. Lo mejor de todo es la playa blanca y el mar tornándose color azul cielo", asegura.
Matanzas
Según Laura, si bien las personas que visitan Varadero lo hacen buscando playa, es imprescindible echar un vistazo al pueblo que está antes, llamado Matanzas.
"Matanzas resguarda el verdadero espíritu de Cuba. Además, la infraestructura es muy bonita, de corte español", comenta.
Lo que debes tener en mente
Laura dice que si viajas a Varadero es necesario tener dos cosas en mente. Lo primero es que se trata de un lugar seguro.
"Varadero es uno de los lugares más seguros de Cuba. De todas las veces que fui, nunca me pasó nada", comenta.
Lo segundo, es que -a pesar de que Cuba es una isla- su historia y situación política hacen que algunas cosas que podrían parecer obvias no lo sean. Por ejemplo, comer mariscos y pescado puede llegar a ser un poco rebuscado.