WASHINGTON.- El último banquete de Estado en la Casa Blanca lo resumía todo: Michelle Obama en un vestido de Versace hasta el suelo, como si estuviera cubierta de metal líquido; a su lado el deslumbrante presidente, perfectamente encajado en su impecable smoking. "Puro glamour de Hollywood", señalaba el "Washington Post".
La familia Obama hace poco a poco las maletas para salir de la Casa Blanca; su despedida supondrá la de la pareja en el poder más famosa del mundo y, para muchos, la más "cool" desde John F. y Jackie Kennedy. La elegancia y el estilo marcaron sus ocho años de mandato, que los Obama no perdieron al asumir sus enormes responsabilidades.
La perspectiva de un Donald Trump en la Casa Blanca permite apreciar el espacio que Michelle y Barack Obama tuvieron en Estados Unidos; cómo lo llenaron y lo dejarán ahora vacío.
Por más que muchos critiquen la política de Obama en Oriente Próximo por el uso de aviones no tripulados, su reforma sanitaria inacabada y sus carencias en la política migratoria, varios opinan que "el hombre encarna simplemente lo 'cool'", escribía el diario israelí "Haaretz", y como prueba de ello apuntaba, por ejemplo, a las listas de música escuchada por la pareja. En esas listas, Obama reveló sus gustos musicales en Spotify, marcados por la música negra y el jazz. Ni música clásica ni country estadounidense. A sus 55 años le gusta mucho el hip hop, y también Nina Simone o Aretha Franklin.
Desde la Casa Blanca se decía que todo estaba estudiado al detalle para enviar un mensaje incluso con esas listas musicales, siempre pensando en el legado que dejarían los Obama. ¿Se puede imaginar a Donald Trump charlando relajadamente en el coche de Jerry Seinfeld, como hizo Barack Obama? ¿Se imaginan a Hillary Clinton o a Melania Trump en el "Carpool-karaoke" como Michelle Obama? Con una desenvoltura increíble cruzó el jardín de la Casa Blanca junto a James Corden, cantando al dedillo temas de Stevie Wonder y rapeando.
"Gane quien gane estas elecciones, creo firmemente que es la última vez que tendremos a una 'First Family' como esta" en la Casa Blanca, escribía una seguidora. Y otra añadía: "Todo esto no hace a Michelle mejor o peor persona (pero) "sencillamente tengo otra imagen de ella". Una imagen que alimenta en gran parte la enorme fuerza de atracción cultural que ejercen los Obama.
El hecho de que uno de los hombres más poderosos del mundo pueda citar al rapero Kendrick Lamar le ha valido comentarios como estos: "El presidente de Estados Unidos escucha música que tengo en mi iPod. La primera dama y yo tuvimos este año la misma canción como favorita. Probablemente no pueda decir algo así nunca más en mi vida". Y es que a Ronald Reagan le gustaba el country & western y a los Bush lo mismo. "Dejando a todos los políticos de lado, los Obama tienen una comprensión profundamente arraigada de la cultura moderna estadounidense y de las cosas que nos divierten", opinaba un seguidor en "Medium".
Los Obama abrieron la Casa Blanca a raperos y a la música jazz, bailaron con el robot R2D2 de Star Wars ante la chimenea, celebraron Halloween con niños. Al presidente le gustan además series como "Game of Thrones" o "Breaking Bad”. "¿Cómo se es realmente 'cool'? Siendo tú mismo. Durante ocho años hemos tenido una 'First Family' que ha hecho exactamente eso", señala un seguidor nostálgico.
De hecho, las revistas escriben ya cómo se echará de menos las "First Bumps" de la pareja, como se conoce a ese saludo que consiste en un suave choque de puños. Michelle dio incluso nombre a un libro ya en 2011, "The White House Queen" (La reina de la Casa Blanca), que publicaba una serie de fotos con sus mejores galas: le gustaba vestir de Azzedine Alaia y Gaultier al igual que diseñadores estadounidenses, como Jason Wu o el de origen cubano, Narciso Rodriguez.
El "Huffington Post" consideraba que la "fascinante" Michelle estaba simplemente hecha para ese papel. En las fiestas en Washington, como en la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca, faltará ahora el brillo y los discursos de Michelle. Ese bíceps musculoso, su forma física; salir a ejercitarse con Bo, el perro de agua portugués, por la Casa Blanca; un presidente bailando por aquí, cantando por allá.
La misma "First Family" que sale del helicóptero Marine One con gafas de sol, rodeando con los brazos a Sasha y Malia, como muestran la icónicas fotos del fotoperiodista Pete Souza: todo ello resulta en una imagen humana, cercana, palpable incluso, aunque esa accesibilidad y cercanía están cuidadosamente estudiadas y orquestadas por la máquina de poder de la Casa Blanca, haciendo uso de las redes sociales.
El presidente también fue como invitado a muchos talk shows, dejándose incluso tomar el pelo por Zach Galifianakis, a quien respondió con ironía y estilo. Aunque su relación con los medios no ha sido siempre tan brillante.
Pese a todo, los Obama intentaron que sus hijas vivieran dentro de la mayor normalidad posible dentro de su condición, algo muy complejo cuando se gobierna Estados Unidos. De hecho, se sabe que el aún mandatario intenta cenar a las 18:30 con su familia, siempre que su agenda se lo permite.
Según se sabe, tras el 20 de enero de 2017, una de las familias más populares del mundo seguirá viviendo en Washington, en el barrio de Kalorama, hasta que Sasha termine el instituto en 2018. Y para muchos estadounidenses, ha sido una alegría ser testigos de cómo el estilo y el buen gusto pudieron marcar una presidencia en Estados Unidos.