"Las dietas yo-yo ponen en riesgo el corazón de las mujeres, el riesgo de muerte súbita por estas aumenta un 3,5%". Así lo aseguraba el encabezado de un artículo que leí esta semana, sobre ese tipo de dietas que se disfrazan de milagrosas, pero que pueden afectar gravemente la salud. Entonces me pregunté: ¿Será conocido lo que es una dieta yo-yo? ¿Cuántas personas las seguirán sin conocer los riesgos y efectos que tienen en su organismo?
Es por esto que me decidí que mi columna de hoy la dedicaría para explicar las famosas dietas yo-yo, tan populares justo antes de las vacaciones de verano.
Si nos vamos a la definición teórica, esta es simple y concreta: se denomina efecto yo-yo, dieta yo-yo o efecto de rebote, a un ciclo marcado por pérdida y recuperación sucesiva del peso corporal, como consecuencia de una dieta hipocalórica excesiva.
El nombre no debería llamarnos la atención, ya que hace bastantes años estas dietas fueron bautizadas así porque producen el mismo efecto cíclico de ascenso y descenso que un yo-yo. La única y gran diferencia que esto no es un juego de niños, y que las continuas alzas y bajas de peso pueden llevar a la muerte.
¿Cuántas personas están expuestas a ese peligro hoy en día? Seguramente son muchísimas quienes han hecho una dieta baja en calorías para entrar en un anhelado pantalón o en el vestido de graduación de sus sueños. Está bien querer verse como una diosa en esa noche única y especial, pero el riesgo que esto conlleva es muchísimo mayor y las consecuencias pueden acompañarlas por el resto de sus vidas.
Claro, porque en el afán por ser perfectas, pueden caer en enfermedades graves y dolorosas, como la anorexia o la bulimia, que llegan a sus vidas sin que ni siquiera se den cuenta. O, por el contrario, en un comer compulsivo o trastorno por atracón, que no tienen idea cómo controlar, ya que no saben cuándo dejaron de jugar al yo-yo.
Casi todos los meses doy charlas en diferentes colegios, y siempre me llama mucho la atención ver a niñas y adolecentes con botellas de agua, como si fueran parte del uniforme. Agua para saciar y engañar el hambre, agua para adelgazar, agua para cuando ya no puedan más, pegarse un atracón, perder el control y muchas por la angustia y culpa, terminan vomitando o eliminando con laxantes, exceso de ejercidos o cualquier otro método compensatorio, la supuesta culpa por comer.
Como ven, esto no es para nada un juego y en lo único que se le parece - como bien lo dice su nombre- es en que es un círculo que sube y baja. Porque sí, van a bajar de peso, pero el efecto rebote es claro y pueden subir el doble e incluso el triple. ¿Saben que en cada subida y bajada se dañan el corazón, que el músculo se gasta y desgasta, y es ahí donde nos perdemos? El corazón también se cansa, no es omnipotente y si no recibe energía, nuestro corazón se empieza a pagar.
El artículo que leí sobre las dietas yo-yo fue escrito en Estados Unidos, pero su contenido se aplica a todo el mundo. Yo hice dietas yo-yo; cargué grandes botellas de agua; comía y eliminaba de las formas más inimaginablemente posibles; vomité, tomé laxantes, diuréticos. Dañé tanto mi cuerpo y mi alma, que hoy cada día le doy gracias a Dios por estar viva.
Es por eso que les pido de todo corazón: no sean un yo-yo. Yo jugué, subí y bajé, y gracias a Dios viví para contarlo. Pero ustedes no necesitan vivirlo, es un juego desafiante y peligroso, y sin darnos cuenta muchas veces nos gana con un mortal jaque mate.
Denisse Fuentes Estrada, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.