SANTIAGO.- Ser príncipe no solo se trata de poner buena cara y ver cómo todo el mundo habla de tu nueva novia. A veces, toca enfrentar la opinión de gente contraria a la monarquía y más aún, a que estés presente en su propio país. Eso es lo que le pasa por estos días a Harry (32), el pelirrojo hermano del príncipe William, durante su visita a varios países caribeños de la Commonwealth.
#NotMYPrince (no es mi príncipe) –al estilo del #NotMyPresident dirigido a Trump- es el hashtag utilizado por un grupo para promocionar su negativa a la visita de Harry, y promover conceptos como: la descolonización, la dignidad y el reclamo de disculpas y reparaciones.
Recordemos que el 20 de noviembre, al aterrizar en Antigua, el 5° en la línea de sucesión al trono británico comenzó una gira de dos semanas por siete países, de los cuales seis aún tienen a la reina Isabel II como Jefa de Estado.
“¿Por qué es necesario que la corona tenga algún papel simbólico, ceremonial o constitucional en el Caribe del siglo XXI?”, se preguntan desde #NotMyPrince, mientras Harry se encuentra representando a su abuela, es decir, a la corona británica en las ceremonias de aniversario de independencia de varias de estas ex colonias.
Su otra cruz, las bromas por Meghan Markle
Según la información de The Telegraph de ayer, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, dijo durante su discurso frente a Harry comentarios tan desafortunados como: "creo que tendremos nueva princesa pronto", haciendo una clara referencia a la relación que el pelirrojo tiene con la actriz Meghan Markle. No satisfecho con eso, Browne prosiguió diciendo al príncipe que estaba invitado a pasar su luna de miel en Antigua y Barbuda.
El rotativo británico aseguró que las palabras de Browne contrariaron a Harry, quien puso gesto serio –lo que se conoce como “cara de póker”- y se rehusó a posar con la reina de belleza de Antigua y Barbuda, con la que estaba previsto que se tomara una foto.
Browne indicó que el príncipe, consciente de la presencia de prensa de su país, se sentía cohibido porque si se tomaba una foto con cualquier mujer, ello habría sido sacado de contexto por los medios más sensacionalistas del Reino Unido.
El primer ministro insistió en que Harry quedó muy agradecido por el esfuerzo que se hizo para que se sintiera cómodo y que lamentó que, debido a la presencia de medios de comunicación, no pudiera participar de la manera que le gustaría en los actos preparados, que incluía el saludo a la reina de belleza y otras finalistas.
"Tenemos que entender el contexto en el que ocurrió todo. No fue una ceremonia formal, sino una fiesta y además mi comentario no tenía la intención de ser un discurso", puntualizó Browne, quien se excusó, diciendo que la prensa exageró sus palabras sobre lo de la luna de miel.
Paralelamente a estos temas, la corona británica enfrenta otra polémica, luego de miles de personas firmaran una petición para que no sea el Estado, si no que la corona, quien asuma los costos de una gran restauración de Buckingham, y que tomará alrededor de 10 años.