ATACAMA.- Luego de una jornada de buceo en
Isla Chañaral, perteneciente a la
Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, es hora de regresar al pueblo. Mientras el bote ingresa a la Caleta divisamos a una niña y un niño jugando a orillas del mar.
La pequeña levanta la cabeza y, con su pelo enmarañado cubierto de algas y una gran sonrisa en el rostro, saluda a nuestro instructor de buceo. Fue así como conocimos a Laurita, hija de Marinela e Isauro, ella guía turística y él buzo y pescador artesanal de la Caleta Chañaral de Aceituno.
Laurita tiene tan solo 6 años y brinda información a los turistas de la misma forma que cualquier guía de mayor edad. Lo hace además de una forma excepcional, con una calidad de servicio al cliente que cualquier turista desearía recibir.
Crecer en medio de la naturaleza
Laurita nació y creció en Chañaral, no tiene un smartphone y no usa tablet. Ha aprendido sobre Chile y sus tesoros naturales como pocos niños tienen la posibilidad de hacerlo en la actualidad, es decir, jugando en medio de la naturaleza y acompañando a su madre y a su padre en sus trabajos, ambos relacionados con el turismo rural en la Región de Atacama.
"Como familia la incorporamos mucho en todo lo que tenga que ver con enseñanza sobre la naturaleza. Ella no se pierde nada y hasta nos acompaña a seminarios y tours", expresa Marinela, madre de Laurita.
En efecto, la niña ha participado en importantes exposiciones llevadas a cabo en Chile. Entre sus amigos y colegas están Francis Pérez, el destacado fotógrafo submarino de Islas Canarias, Andrea García, bióloga y educadora de niños en México, y Mari López, ornitóloga chilena que hasta le regaló un libro de aves chilenas para su aprendizaje.
Ver Chile de una forma distinta
En medio de una experiencia de turismo vivencial en Carrizalillo, un pueblo cercano a Chañaral, Laurita explica cómo se hace el aceite de oliva proveniente de los árboles centenarios de la zona.
"Tomas las olivas, las colocas bajo la piedra y las machucas. Así, poco a poco, vas obteniendo el aceite", indica.
Todo lo ha aprendido de forma didáctica observando el trabajo de sus padres y a través de la atención de visitantes que realiza en cada guiado de la madre, dueña de una microempresa de turismo rural llamada marytierra.
"Es una excelente guía. Le encanta difundir al mundo las maravillas que pueden encontrarse en Caleta Chañaral de Aceituno", puntualiza la madre orgullosa.