Poco menos de tres horas demora el vuelo del continente al archipiélago Juan Fernández, lugar cargado de historias, apartado de la vida citadina y poseedor de un entorno natural como pocos en el país y que enamora a quienes han tenido la suerte de recorrerlo. Precisamente estas características han transformado este lugar en el destino obligado de los fanáticos de la vida al aire libre y actividades como el senderismo.
Ubicado a 670 kilómetros del continente, este conjunto de islas se ubica frente a las costas de San Antonio y pertenecen a la región de Valparaíso. Su clima es templado cálido y las precipitaciones se concentran principalmente entre los meses de abril y octubre.
Este archipiélago - conformado por las islas Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk y Santa Clara - ha estado por años apartado de los mapas turísticos debido a su falta de conectividad con el continente y hoy es precisamente esa condición la que lo convierte en un excelente destino para quienes buscar vivir una buena aventura.
Solo existen dos formas de llegar a las islas. Una es por vía aérea con vuelos que despegan desde el Aeródromo Tobalaba en Santiago y cuyo trayecto demora poco menos de tres horas, y por vía marítima a bordo de un buque de la Armada que ocasionalmente zarpa desde Valparaíso y que tarda entre 1 y 2 días en llegar a puerto.
La isla más grande es Robinson Crusoe que se extiende en 48 kilómetros cuadrados y donde se emplaza el pueblo San Juan Bautista centro neurálgico de la actividad que se vive en la zona y punto de partida para los amantes de trekking.
"Dos imperdibles son el trekking al mirador de Selkirk, que lleva a un punto tan alto que permite ver a ambos costados de la isla; y el trekking al mirador Salsipuedes, que entrega vistas espectaculares a la Bahía Cumberland”
Juan Pablo Ozaki - COCHA
Así lo comentó Juan Pablo Ozaki, Product Manager Chile de COCHA, quien explicó que dada su geografía la isla ofrece un número importante de senderos para disfrutar de la naturaleza.
“La isla tiene muchos senderos para trekking. Dos imperdibles son el trekking al mirador de Selkirk, que lleva a un punto tan alto que permite ver a ambos costados de la isla; y el trekking al mirador Salsipuedes, que entrega vistas espectaculares a la Bahía Cumberland”, nos dice el experto.
Añade que este archipiélago es prácticamente un gran Parque Nacional y, además, Reserva de la Biósfera de la UNESCO. Su fondo marino también es llamativo y un destino obligado para quienes practican buceo, aún cuando se necesita cierto grado de experiencia.
Historias y leyendas
Pero este no es el único atractivo del archipiélago ya que esta zona del país guarda apasionantes historias y leyendas que normalmente son desconocidas para el común de la gente y que hablan de aventureros españoles, piratas y corsarios, tesoros escondidos y la experiencia de Alejandro Selkirk un náufrago escocés cuya historia se supervivencia dio vida a la novela Robinson Crusoe del escritor Daniel Defoe.
Incluso, quienes visiten el archipiélago podrán visitar la cueva donde este naufrago pasó cinco largos años de su vida (1704 – 1709) en completo aislamiento antes de ser rescatado.
Como si eso fuera poco la gastronomía que aquí se disfruta es simplemente increíble. Sus habitantes viven principalmente de la pesca de langosta que es el ingrediente principal de sus dos platos más tradicionales conocidos como el perol y la cazuela de langosta. También en estas preparaciones abundan los cangrejos dorados y pescados como la vidriola, el mero y la breca.
Razones más que suficientes para poner a este archipiélago salvaje e indómito como un destino imperdible para vivir una aventura inolvidable.