SANTIAGO.- Con solo una semana de diferencia, dos casos de violencia de género han conmovido al país. El primero, Antonia Garros (23), cayó de un piso 13 en Concepción tras discutir con su pololo. Y por más que se desconozca a ciencia cierta qué responsabilidad tuvo la pareja en el fatal desenlace, las denuncias contra él por violencia física han indignado al país.
Y ayer, en pleno Día de los Enamorados, un video enfurecía a todo Valdivia luego de viralizarse las imágenes que mostraban cómo un hombre agredía a una mujer de noche y en plena calle, hasta que una vecina que grabó la escena decidió enfrentarlo. La víctima salió corriendo. No quería denunciar, pero accedió tras la solicitud de las autoridades. Tiene 23 años y 8 semanas de embarazo.
Los golpes son la última etapa de una escalera de violencia que parte con signos de control e intimidación psicológica, muchas veces desconocidos para adolescentes y jóvenes que erróneamente creen que en el amor hay que sufrir. "El nivel de desinformación de violencia en el pololeo es altísima", aseguró Mariana Madariaga, directora de la ONG Parejas sin Violencia (@SViolencia). "
Se deben derribar mitos como que 'si me persigue es porque me quiere' o 'si me controla es porque me ama', o que solo la agresión física es un acto violento".
Tal como señaló Madariaga,
los hechos de los que pueden ser víctimas tanto hombres como mujeres, pueden partir con actitudes como comparar constantemente a la pareja con otras personas, plantar de forma frecuente para salidas o no reconocer la relación con amigos y familiares.
Asimismo, suelen aparecen comportamientos de control y poder. "Por ejemplo, si controla tu celular, que quién te está llamando, por qué te llama tanto; por qué te vistes así, por qué andas provocando, con quién te juntas… Eso es violencia psicológica".
"Los signos en el pololeo se parecen mucho a los de la violencia intrafamiliar", aclaró la directora de Parejas sin Violencia. La adolescente o joven "se aleja de los amigos, de la familia, cae en estados depresivos; si está en el colegio tiene una baja de notas, y ya no hace las cosas de antes".
Es importante, entonces, el apoyo de la familia y amistades, estando atentos a los cambios que una persona podría experimentar estando en un pololeo. "Las familias deben estar pendientes a estos signos. No se trata de meterse en las relaciones, pero sí de estar ahí, al lado, escuchando más que criticando. Muchas veces los chicos se alejan de los adultos porque los critican mucho", dijo Madariaga, quien agregó que también es responsabilidad de la sociedad, denunciando o enfrentando a agresores sin poner en riesgo la propia integridad, como lo hizo la mujer que grabó la escena de violencia en Valdivia.
"El amor no duele"
Aprovechando la festividad de San Valentín, tan celebrada por parejas alrededor de todo el mundo, el gobierno argentino lanzó una campaña para prevenir la violencia en el pololeo. El foco de la iniciativa: mostrar los hechos, aparentemente inocuos en una pareja, que son realmente comportamientos de violencia.
"Si te dice cómo vestirte, si te aleja de tus amigos, si te exige la clave del celular, si te insulta, eso no es amor, es violencia", dice la publicidad de esta campaña, que lleva por nombre "el amor no duele".
"La violencia psicológica es tan grave como la física, porque merma la personalidad de las personas. Las destruye por dentro", aclaró Madariaga.
Tal realidad también es vivida por hombres, quienes muchas veces piden ayuda de forma anónima por desconocimiento de que ellos también pueden ser las víctimas. "Varios varones nos piden ayuda", aseguró Madariaga. "Los que tienen pololas acosadoras, preguntan qué hago, con quién denuncio. A veces los golpean y no quieren denunciar. Les da vergüenza incluso contarles a la familia".
Según sus datos recolectados en 2013 tras realizar una encuesta a más de mil 400 estudiantes de liceos vulnerables de Maipú, un 49,92% de los adolescentes dijo haber sufrido una situación de violencia con su pololo o polola. De ellos, 41.51% fueron mujeres y el 60.25%, hombres.