"Se veía la tristeza en sus ojos": impactante caso de maltrato a una orangutana en Borneo
Amy vivía encadenada y encerrada en una pequeña caja de madera, sin contacto con el exterior. "Si no la hubiéramos rescatado, ella habría sufrido toda su vida", dijo uno de sus rescatistas.
14 de Marzo de 2017 | 15:42 | Emol
SANTIAGO.- Solo un andrajoso trozo de tela la acompañaba en su indigno encierro. Y cuando los voluntarios de una organización animalista la liberaron, pudieron ver el sufrimiento en sus ojos.
Es la triste historia de Amy, una orangutana de solo 7 años que ayer por fin vio la libertad, tras vivir encadenada y encerrada en una pequeña caja de madera cubierta por láminas de acero, por lo que solo escuchaba los sonidos que venían del mundo exterior.
Gracias a una pista entregada por trabajadores forestales, voluntarios de Rescate Animal Internacional llegaron hasta el lugar donde Amy estaba cautiva y cuando abrieron la jaula, la orangutana no se atrevió a mirarlos.
Una veterinaria le ofreció su mano y Amy la aceptó. En ese momento pudieron darse cuenta de que la orangutana además tenía una cadena en su cuello, tan apretada que le había provocado una herida.
Cuando por fin Amy salió al exterior, los voluntarios se percataron de que sus piernas y columna estaban muy dobladas, lo que los hizo concluir que llevaba un buen tiempo allí, mucho más de un mes, como les aseguró el dueño del lugar.
Además, la orangutana tenía rastros de una herida de bala en su axila, por lo que quienes la rescataron suponen que fue arrebatada desde los brazos de su madre por traficantes para ser vendida.
"Se podía ver la tristeza en los ojos de Amy. Si no la hubiéramos rescatado, ella habría sufrido toda su vida, encadenada hasta el día de su muerte", afirmó Karmele Sanchez, directora de Rescate Animal Internacional Indonesia, según informó el periódico británico Express.
La orangutana fue trasladada a un centro de rehabilitación para animales, donde de a poco ha comenzado a comer plátanos, piñas y manzanas. Sin embargo, los especialistas coinciden en que su recuperación tomará tiempo y que es probable que nunca regrese a su hábitat natural.