SANTIAGO.- Una de esas historias increíbles y quizás algo extrañas, se dio a conocer este fin de semana, cuando diversos medios internacionales informaron sobre una mujer que asegura estar casada con una estación de trenes.
“Carol, de 45 años, dice que se enamoró de la estación Santa Fe (en San Diego), California, cuando era niña, así que decidió hacer de su relación con el lugar algo serio”, señaló The Telegraph.
Según dijo la mujer, contrajo matrimonio con la estación de trenes, a la que llama “Daidra”, hace 18 meses, pero el gobierno de California no ha reconocido la unión. “Fue el día más feliz de nuestras vidas”, comentó sobre el día del enlace.
Desde entonces, Carol -quien se hace llamar Carol Santa Fe- visita a quien considera su esposa todos los días, viajando 45 minutos en bus desde su casa. “Cuando llego le digo ‘hola’, y la recorro tratando de que nadie se dé cuenta de que estoy hablando”, dijo.
Por raro que parezca, el caso de Carol no es único en el mundo, y corresponde a lo que algunos llaman “objetofilia”, que sería la atracción emocional o sexual hacia objetos.
El término fue acuñado por Eija-Riitta Berliner-Mauer, una mujer sueca que aseguró hasta el día de su muerte, en 2015, que había contraído matrimonio con el Muro de Berlín a fines de la década de los 70. Otro casos han terminado con la policía de por medio por comportamientos inapropiados con cosas como bicicletas o el pavimento.
Erika, una ex militar estadounidense, es una de las mujeres más famosas en torno a la “objetofilia”, luego de casarse simbólicamente con la Torre Eiffel el año 2008, adoptando luego el apellido de la gran construcción francesa decimonónica.
Así, Erika Eiffel realizó un documental con su historia, “Married to the Eiffel Tower”, y dio inicio a un movimiento, la OS (Objectum-Sexual) Internationale, que intenta reunir a personas que, como ella, se sienten atraídas y con profundos sentimientos hacia objetos. “El amor no tiene reglas que requieran de un quién o un qué para expresar esta emoción, siempre que no cause daño, ni sea contra la voluntad de nadie”, escribe en su sitio web.
“La amo (a la Torre Eiffel). Sé que la gente no lo entiende, pero la amo y amo lo que ella representa para mí”, señaló la señora Eiffel en una entrevista al canal TLC. Tras un breve temblor de mentón, agregó: “Y he llegado a la conclusión de que a veces, (este amor) no está destinado a ser. Tengo que dejarla ir”.
Por su parte, Carol Santa Fe, la esposa de la estación de California, aseguró al medio británico Daily Mail: “Nunca podría irme de San Diego, porque mi amor está aquí. Nunca podría amar otra estación de trenes”.