La tradicional Gran Vía de Madrid dejará de ser tal como se conoce en la actualidad y se espera que a futuro sea un corredor moderno donde se privilegie el tránsito peatonal y de bicicletas, restando espacio al parque vehicular de la capital española.
Así al menos lo plantea un ambicioso proyecto presentado por las autoridades de la metrópolis y que incluye una reorganización de los carriles para el transporte colectivo (buses y taxis), además de áreas para carga y descarga, zonas habilitadas para los residentes y mejores accesos a los estacionamientos de la zona.
Un punto que llamó la atención en la ambiciosa propuesta tiene que ver con los vehículos particulares que perderán espacio en la nueva arteria, el que será ganado por peatones y bicicletas, los que asumen un mayor protagonismo en la forma cómo se piensa la ciudad y sus principales corredores en un futuro cercano.
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El plan estipula que, dependiendo del tramo de la Gran Vía, los ciclistas tendrán carriles propios o bien deberán compartir los corredores con otros medios de transporte. En el caso de los peatones se contempló la ampliación de las aceras y la instalación de más árboles y vegetación.
El anuncio fue hecho por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien añadió que los trabajos comenzarán en enero de 2018, una vez que culminen las fiestas de fines de año para no afectar la actividad comercial de la calle más importante de la ciudad.
En el Departamento Europa de COCHA comentaron que el anuncio no deja de llamar la atención ya que se trata de “una de las calles más emblemáticas de la capital española. Hoy la Gran Vía conecta la Plaza España con la calle de Alcalá, muy cercana a la Puerta del mismo nombre”.
Explicaron además que por su condición es una ruta habitual de los turistas ya que en una sola avenida “se pueden encontrar tiendas, restaurantes, teatros, cine, casinos, galerías de arte y mucho más”.
Se indicó que los trabajos de remodelación tendrán una duración cercana a los ocho meses, por lo que se espera que para el otoño de 2018 (primavera en el hemisferio sur) se pueda disfrutar de la nueva Gran Vía, además de seis plazas que están en torno a la avenida que hace de “columna vertebral” de Madrid.
La construcción de la Gran Vía comenzó el 4 de abril de 1910 y en esa época fue considerada como la intervención urbana más importante de la capital española, tanto así que el comienzo de los trabajos estuvo presidido por las máximas autoridades del país e incluso la familia real, lo que demuestra su importancia.
Para darle vida a esta arteria se debió demoler un número importante de antiguos caseríos, varias iglesias y la desaparición o transformación de numerosas calles. Cifras de la época indican que en total desaparecieron 312 casas y se crearon en torno a la nueva avenida 32 nuevas manzanas.