Henrik, de origen noble francés, conoció a Margrethe mientras era diplomático en Londres y se casó con la actual reina de Dinamarca en 1967.
Reuters
SANTIAGO.- “Tras un largo curso de investigación, y más recientemente, una serie de exámenes llevados a cabo durante el verano (boreal) un equipo de especialistas en Rigshospitalet (hospital del reino) ha concluido que su alteza real, el príncipe Henrik, sufre demencia”, así comienza el comunicado que este miércoles emitió la casa real danesa, en nombre de la reina Margrethe II, esposa Henrik, el príncipe consorte cuyo síndrome le provoca hoy "alteraciones en su comportamiento, en sus reacciones, juicio y vida sentimental, e influye en cómo se relaciona con el resto del mundo", según el mismo informe.
Henrik, de 83 años, causó gran controversia en Dinamarca hace apenas un mes, cuando declaró en la prensa local que su esposa, de 77 años, lo tomaba “por tonto” y que incluso le faltaba el respeto.
La razón de sus comentarios, según los medios daneses, es su eterno descontento por llevar el título de príncipe y no de rey consorte. Tal malestar provocó que en dicha entrevista, Henrik incluso dijera que no quería que sus restos fueran enterrados junto a su esposa. "Si quiere que me entierren con ella, debe hacerme rey consorte. Punto. Me da igual", aseguró.
Por su parte, el príncipe heredero Frederik (49), declaró entonces sentirse “muy triste” por la decisión anunciada por su padre.
Hoy, las noticas que circulan alrededor del príncipe están ya alejadas de la polémica y se enfocan en su estado de salud, el que ha mostrado una “disminución en el nivel funcional cognitivo”, y este ha sido “mayor de lo esperado, considerando la edad del príncipe”.
La demencia significará una disminución aún mayor de su actividad pública, luego de retirarse de los actos oficiales hace un año y medio. "El deseo de la reina y de la familia real es que el príncipe tenga la tranquilidad que la situación exige", concluyó el comunicado.
Henrik, de origen noble francés, conoció a Margrethe mientras era diplomático en Londres y se casó con la actual reina de Dinamarca en 1967.
Si bien algunos sectores de la prensa lo han apodado “príncipe llorón” por su constante malestar respecto a su título y lugar en la familia real, Henrik se ha ganado la simpatía de los daneses con apariciones como la hecha para una gala del Fondo Mundial para la Naturaleza, donde se disfrazó de panda.