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SANTIAGO.- El pasado 4 de septiembre se celebró el Día de la Salud Sexual y muchos se preguntarán ¿qué es y qué hacer para alcanzarla? Ella es definida por la OMS como "un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad".
Para conseguirla es necesario, entonces, un "enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia".
Para tal efecto, juega un papel importante la privacidad, que involucra el derecho a las decisiones y conductas individuales realizadas en el ámbito de la intimidad, siempre y cuando no interfieran en los derechos sexuales de otros.
La privacidad es un derecho en el ámbito de la sexualidad, es por esta razón que en todas las etapas de la vida debemos exigirla y practicarla. Pero es lamentable que en pleno año 2017, aún exista una educación muy restrictiva y castigadora con respecto a este tema en Chile.
Cada día llegan a Centro Miintimidad mujeres jóvenes relatando la falta de privacidad que tienen en la casa de sus padres, en donde todavía viven. "Mi mamá me dice, la puerta NO se cierra y si quieres estar con tu pololo, debe ser en el living", dicen. Recuerdo una pareja que traté hace un tiempo, ellos me contaban que para estar solos y tranquilos se iban a un cerro que estaba cerca de su casa. Podrán imaginar el peligro que esto conlleva y el tipo de intimidad que logran generar.
Este patrón se sigue repitiendo en aquellos padres que, para dar el ejemplo, nunca cierran la puerta de su dormitorio, para que los hijos no vayan a pensar que están haciendo algo prohibido. De hecho, Cecilia de 54 años me contaba que con su esposo, nunca cierran la puerta de su dormitorio, esperan a que los hijos se duerman y se encierran en el baño para tener un encuentro íntimo.
Después de 20 años de casados y con este tipo de práctica, la pareja se sintió cansada, frustrada y agobiada, decidiendo interrumpir todo tipo de encuentros íntimos hace mucho tiempo. Hace un par de meses atrás, decidieron consultar y pedir ayuda para solucionar su problema, tomando conciencia de que aún son jóvenes y les queda mucho para seguir disfrutando de la sexualidad.
Después de varias sesiones de tratamiento, Cecilia dice "cambiaré la puerta de mi dormitorio, le pondré un buen cerrojo y empezaremos a aplicar todo lo aprendido en la terapia que, la verdad, me cambió la vida".
Este tipo de prácticas ligadas a la falta de privacidad, ha generado en las parejas chilenas una serie de problemas en el área de la sexualidad. Son muchas las consecuencias y disfunciones que se pueden generar con la falta de privacidad, y entre ellas podemos mencionar la disminución del deseo sexual, alteraciones en la excitación como falta de lubricación, lo que va a producir dolor en la penetración o dispareunia, dificultad para experimentar el orgasmo, falta de control eyaculatorio, entre otros.
Es por esta razón que debemos darnos permiso para generar momentos de intimidad con privacidad y enseñar a nuestros hijos que cuando la puerta está cerrada, no se debe interrumpir pues los padres necesitan estar tranquilos y tener momentos en pareja.
Además, espero que, como padres, podamos entender que nuestros hijos necesitan momentos de privacidad con ellos mismos, para crecer como seres independientes y tener una salud sexual satisfactoria, placentera, respetuosa y responsable.
Odette Freundlich, kinesióloga especialista en sexualidad y disfunciones del suelo pelviano. Directora de Centro Miintimidad (www.miintimidad.cl; contacto@miintimidad.cl).