RIAD.- Las mujeres sauditas pueden congratularse por la anulación de la prohibición a conducir vehículos que pesaba sobre ellas, pero siguen sometidas a restricciones mucho más severas aún, profundamente arraigadas en un país musulmán y ultraconservador.
El
sistema de tutela mantiene encadenadas a las mujeres que están
obligadas a solicitar la autorización de un miembro masculino de su familia para realizar gestiones de la vida cotidiana.
En la práctica, esto significa que una mujer puede encontrarse en la obligación de pedir permiso a su hermano menor para someterse a una intervención quirúrgica o viajar al exterior.
Por lo general, las mujeres
no pueden relacionarse con otros hombres que no sean familiares, so pena de ser enviadas a prisión. Inclusive, una vez cumplida la condena, si su tutor masculino no firma la orden de liberación quedan a cargo del Estado.
La semana pasada se abrió una pequeña brecha en este rígido sistema, cuando las mujeres fueron autorizadas por primera vez a celebrar la fiesta nacional saudita en un estadio de Riad. Lo hicieron en un sector reservado a las familias, en tanto se dispuso otro para los hombres solos.
En la cuestión del matrimonio, las restricciones son también draconianas.
Además de la prohibición, vigente en la mayoría de los países árabes, de
no poder casarse con hombres que no sean musulmanes, el Comité permanente para las investigaciones islámicas y la emisión de fatuas -un organismo oficial- decidió que
una mujer sunita no puede contraer matrimonio con un "hombre chiita o comunista (ateo)".
Otras restricciones han sido levantadas, aunque sólo en teoría, puesto que siguen siendo aplicadas en los medios más conservadores de este país con más de 31 millones de habitantes.
En mayo, el rey Salmán ordenó a la administración permitir a las mujeres realizar gestiones sin el permiso de un tutor, pero dentro de los límites fijados por la sharia (ley islámica).
La administración ya no tiene necesidad del permiso de un tutor para que las mujeres puedan trabajar, pero los empleadores continúan solicitándolo, a pesar de que el plan de reformas "Visión 2030" estimula la contratación de mujeres.
El código de vestimenta del reino exige a las mujeres cubrirse desde la cabeza a los pies.
No obstante, en Riad algunas sauditas han comenzado a destaparse el rostro, un cambio en la capital conservadora donde la mayoría de ellas sólo muestran los ojos.
Las mujeres extranjeras, antes obligadas a portar velo, ahora pueden circular en lugares públicos vistiendo una simple abaya (túnica larga).
La militante Manal al Sharif, quien lideró el movimiento de protesta "Women2Drive" en 2011, prevé lanzarse a otros "combates".
Ella se ha manifestado en Twitter con los hashtags "#Women2Drive y #IamMyOwnGuardian" ("#FemmesAlVolante -logrado- y #YosoyMiPropioTutor, en curso).