SANTIAGO.- Fueron las voces en su cabeza las que le dijeron a Ronald DeFeo que matara a su familia, o al menos ese fue el argumento que dieron sus abogados en el juicio por el que se le culpaba de asesinar a sus padres y a sus cuatro hermanos.
El espeluznante caso remeció en noviembre de 1974 a los habitantes de Amityville, en el estado de Long Island, y dejó marcada para siempre la casa donde ocurrieron los hechos, inspirando hasta el día de hoy como templo del horror, a escritores y guionistas de cine. De hecho, este jueves llegó a los cines chilenos
“Amityville: El despertar”, que al igual que otras cintas narra la historia de una familia que se traslada a la ya famosa morada de los DeFeo.
Ubicada en el 112 de Ocean Avenue, la cómoda casa fue vivienda de los DeFeo por nueve años, hasta que la policía halló los cuerpos de Ronald y Louise, los padres, y de cuatro de sus cinco hijos, de entre 8 y 18 años, muertos por un disparo.
Cada uno de ellos yacía en sus respectivas camas con el piyama puesto.
The Washington Post, citando un medio de la época (Newsday), recuerda que los oficiales dijeron que a la familia la habían matado mientras dormía.
Según el relato del periódico Newsday, los cuerpos fueron llevados dentro de sacos al antejardín de la casa, a vista y paciencia de los vecinos que miraban aterrados la escena desde el otro lado del cerco policial.
Se trataba de seis cadáveres; una familia exterminada casi por completo, a excepción del único sobreviviente del hecho, Ronald, de 23 años entonces, quien dijo que encontró a sus padres y hermanos muertos la noche anterior, y que corrió en estado de shock hasta un bar cercano en busca de ayuda.
Los informes policiales indicaron que amigos del joven llegaron después a la casa, encontraron los cuerpos y llamaron a la policía. Ronald, por su parte, fue declarado culpable de matar a sus padres y hermanos, no sin antes lanzarse la teoría de su defensa, que hablaba de voces que lo condujeron al crimen. Actualmente sigue en prisión, cumpliendo su condena de seis penas consecutivas de 25 años a cadena perpetua.
Frío, ruidos y olores extraños: "Como un truco de magia que salió mal"
Poco antes de la Navidad del año siguiente, en 1975, llegaron como nuevos moradores los recién casados George y Kathy Lutz junto a sus tres hijos, frutos de matrimonios anteriores.
La familia se hizo conocida gracias a artículos periodísticos de la época, que narraban las espeluznantes experiencias que habrían vivido, antes de escapar aterrorizados del inmueble apenas 28 días después de haberse mudado. Según George, en la casa se sentían extraños olores (perfume o excremento), se oían ruidos y un frío constante en el aire los acompañaba todos los días.
No solo eso. Medios estadounidenses señalan que un sacerdote fue a bendecir el hogar, pero que George aseguró que el religioso fue golpeado por un ente que le dijo que se fuera de ahí.
Tras la aparición de un best seller y una cinta a fines de la década de los 70 – ambas llamadas “The Amityville Horror” y que se inspiraban en la experiencia de los Lutz-, se acusó a George de estafar con sus relatos sobrenaturales para conseguir dinero, pero el padre de familia defendía su testimonio, diciendo estar cansado de ser llamado mentiroso.
Treinta y siete años después –y luego de varios moradores e incluso el cambio de la numeración, de 112 a 108-, uno de los hijastros de George, Daniel, rompió el silencio y contó su historia en el documental de 2012 “My Amityville Horror”, insistiendo en el relato familiar.
Según comentó, tenía apenas 10 años cuando ocurrieron los acontecimientos que marcaron para siempre su vida, y que incluyeron desde encontrar inexplicablemente cajas llenas de moscas, hasta levitar sobre su cama o ver una presencia demoníaca en la pieza de su hermana menor.
Tal como explicó, fue la curiosidad por lo oculto de su padrastro, George, lo que abrió la puerta a lo sobrenatural. “Fue como un truco de magia que salió mal y que nadie podía apagar”, describió al Daily Mail en 2013.
