SANTIAGO.- Lo único que
Pavel (30) deseaba era encontrar el camino de regreso a su hotel después de una noche fiesta. Pero lo este
turista estonio consiguió fue algo mucho más difícil que eso:
logró escalar una montaña de los Alpes a 2.400 metros de altura. ¿Cuál fue la
clave secreta de su hazaña? Aparentemente
el alcohol.
En evidente estado de embriaguez, Pavel emprendió camino de vuelta a su hotel situado en el Valle d'Aosta, región del noroeste de Italia en los Alpes, luego de varias copas. Solo, perdido, y sin el equipamiento adecuado, el hombre llegó hasta el restaurante Igloo, ubicado en una estación de esquí de Los Alpes entre las dos y tres de la madrugada, informó El País de España.
Al llegar hasta el restaurante, el joven turista no dudó que se trataba de su hotel y aunque la llave que portaba no logró encajar con la cerradura, logró abrir la puerta. Tomó dos botellas de agua para hidratarse tras el ascenso y encontró un banco lleno de cojines para poder dormir.
Cuando el cocinero y los camareros subieron en moto de nieve al recinto para preparar el desayuno se llevaron una gran sorpresa. "No sabemos con qué fuerzas físicas consiguió subir ni qué camino pudo tomar", contó al medio ibérico la propietaria de Igloo, Nicoletta Giordano.
Mientras Pavel dormía sin enterarse de nada, bomberos lo habían estado buscando durante la noche con perros y drones, mientras que un grupo de rescatistas habían comenzado a organizar una operación para encontrar al turista extraviado. Pero una llamada de Nicoletta, informando que el joven había pasado la noche sano y salvo, detuvo la búsqueda.
Nadie entiende cómo logró subir sin estado físico, sin la ropa adecuada y sin hundirse en la nieve. "Tuvo mucha suerte de no salirse de las pistas. Hubiera arriesgado su vida", señaló Giordano.
Un día después del suceso, Pavel volvió al Igloo -esta vez en moto de nieve- para agradecerles a sus dueños, quienes se tomaron el incidente con humor y anunciaron que no presentarán una denuncia en su contra.
