SANTIAGO.- La homofilia se define como "la tendencia de las personas de relacionarse con otras que se parecen a ellas". Esta similitud puede obedecer a diferentes características: creencias religiosas, clase social, educación, edad, etc.
Teniendo esto en consideración, un grupo de científicos demostró que las raíces de la amistad se extienden aún más allá, incluso llegando a compartir ondas cerebrales parecidas.
Según un estudio encabezado por los científicos Carolyn Parkinson de la Universidad de California, Thalia Wheatley y Adam M. Kleinbaum, de Dartmouth College, y publicado por la revista Nature Communications, los cerebros de los amigos cercanos responden de maneras sorprendentemente similares en la forma en que "ponen atención y procesan el mundo que los rodea", recoge The New York Times.
"Me sorprendió la excepcional magnitud de la similitud entre amigos", comentó Parkinson, agregando que "nuestros resultados sugieren que los amigos son similares en cuanto a la forma en que ponen atención y procesan el mundo que los rodea (...) Ese procesamiento compartido podría hacer que la gente se vincule más fácilmente y tenga el tipo de interacción social sin roces que puede ser tan gratificante".
El estudio
Los investigadores comenzaron con una red social definida: una generación de 279 estudiantes universitarios de la Escuela de Negocios de Dartmouth. A los estudiantes, que se conocían entre sí y en muchos casos compartían dormitorios, se les pidió que llenaran cuestionarios con preguntas como "¿con cuáles de sus compañeros de estudio socializaban (compartían alimentos, iban al cine, invitaban a sus casas)?". A partir de aquel interrogatorio, los científicos hicieron un mapeo para establecer los distintos grados de conexión: amigos, amigos de amigos, amigos en tercer grado.
Después se les pidió a los alumnos que participaran en un escaneo cerebral, al que accedieron solo 42 de ellos. Mientras un dispositivo de resonancia magnética funcional rastreaba el flujo sanguíneo -una medida de actividad neural- de los cerebros, los estudiantes observaron videos de varias extensiones y temas diversos: desde los peligros del fútbol americano colegial, hasta Liam Neeson tratando de hacer comedia de improvisación.
Al analizar los resultados, Parkinson y sus colegas hallaron fuertes concordancias entre los patrones de flujo sanguíneo y el grado de amistad entre los participantes, incluso luego de analizar otros factores que podrían haber incidido en las similitudes, como la religión, el ingreso familiar, entre otras.
Carolyn Parkinson enfatizó que el estudio era un "primer paso, una prueba de concepto", y que ella y sus colegas todavía no saben qué significan los patrones de respuesta neuronal: qué actitudes, opiniones, impulsos o jugueteo mental derivado del ocio, podrían estar detectando los escaneos. Añadió que próximamente planean hacer el experimento al revés y analizar a los estudiantes que aún no se conocen para ver si aquellos con patrones parecidos terminaban haciéndose amigos.