SANTIAGO.- Ya es común ver a lactantes con
collares de ámbar en sus cuellos o muñecas, cuyo fin es
calmar las molestias que causa la dentición, ya que a esa resina fosilizada
se le atribuyen propiedades analgésicas.
Iván González, PhD en Química e investigador de la Universidad Central, explicó a LUN que
el ámbar contiene ácido succínico, el que pasaría a través de la piel al torrente sanguíneo de los niños y aliviaría las molestias que se producen cuando brotan los dientes.
"El ámbar no es piedra,
es una resina solidificada. Es más bien un plástico (...) Es un sólido y
se funde a 180 grados para recién pasar a su estado líquido.
En los seres humanos el calor corporal es de 37 grados y, por ende, no puede derretirlo ni liberarlo", asegura.
En este sentido, González, sostiene que estos populares collares
en realidad no tienen ninguna utilidad y son "solo un adorno bonito".
El químico farmacéutico Cristián Dávila añade que "
la FDA tiene prohibido el uso de joyas u otros artículos en niños menores de un año". La misma restricción plantea la Academia Americana de Pediatría, principalmente debido a que
es muy alta la posibilidad de que un niño se asfixie con ellos, complementa Luis Andrés Vives, pediatra de Clínica Las Condes.
Por esta razón, el médico plantea
otras alternativas para aliviar las molestias de la dentición, tales como amamantar a los niños, darles frutas y verduras congeladas, que muerdan cochayuyo, y masajear sus encías con los dedos o un juguete de dentición.
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