Esta foto fue publicada por Meghan Markle en su cuenta de Instagram, la cual cerró al comprometerse con el príncipe Harry
Pantallazo Revista Hola
SANTIAGO.- No solo la vida de Meghan Markle cambió para siempre al convertirse en la esposa del príncipe Harry, sino también la de su perro, un beagle llamado Guy.
El destino del pequeño can de 11 kilos dio un giro en 180° luego de que su dueña se convirtiera en la duquesa de Sussex al contraer matrimonio con el nieto de la reina Isabel II el pasado sábado 19 de mayo en el Castillo de Windsor.
Pero la vida de "Guy" no fue nada de fácil. Antes de convertirse en la mascota real de la ex actriz estadounidense, el can era un perro de refugio, el cual estuvo a punto de ser sacrificado.
El animal llegó a los brazos de Meghan cuando vivía en Toronto, Canadá, mientras grababa la exitosa serie "Suits" y buscaba compañía para su pastor alemán llamado Bogart. Fue en un evento de adopción cuando vio al perro y quiso llevarlo a su casa.
"Es adorable con sus largas orejas café, sus ojos grandes y pequeño cuerpo redondo. Le habíamos mostrado otro perro a Meghan que pensamos que podía hacer buen equipo, pero ella vio a Guy e inmediatamente quiso llevárselo a casa", dijo la directora de la asociación A Dog's Dream Rescue, Dolores Doherty, según constató La Nación.
De acuerdo al centro de adopción, el
2015 el can fue encontrado deambulando por un monte en Kentucky, Estados Unidos. Desde allí los voluntarios lo trasladaron unos
805 kilómetros para buscarle un hogar en
Canadá.
Por años Meghan cuidó a sus dos perros, pero solo fue Guy quien tuvo la suerte de viajar con la duquesa hasta Inglaterra, ya que Bogart estaba demasiado viejo.
"Tengo dos perros desde hace tiempo, a ambos los rescaté cuando eran cachorros. Uno (Bogart) se está quedando con unos amigos muy cercanos y mi otro pequeñito está aquí, está en Reino Unido desde hace un tiempo", dijo Markle en la entrevista oficial cuando los novios dieron a conocer su compromiso el pasado mes de noviembre.
Actualmente el can vive con los duques de Sussex en Nottingham Cottage, la residencia más modesta dentro del Palacio de Kensington.
Meghan Markle no es la primera ni la última miembro de la familia real británica que tiene un estrecho vínculo con su perro. La misma reina Isabel II ha tenido más de 30 corgis a lo largo de sus 65 años de reinado y tuvo que sacrificar al último de ellos en abril para que "no sufriera" producto del cáncer que padecía. Y quién sabe, quizás sea Guy quien se gane un espacio en el corazón de la propia monarca.
