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SANTIAGO.- Más de 60 millones de personas en el mundo la padecen, pero el 50% de ellas no lo saben. Se trata del glaucoma, una enfermedad silenciosa que daña el nervio óptico, convirtiéndose así en la principal causa de ceguera irreversible. De hecho, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 9 millones de personas en todo el planeta se encuentran ciegas debido a este mal.
"Es una enfermedad del nervio óptico por aumento de la presión intraocular, caracterizada por un daño progresivo de las fibras ópticas y pérdida del campo visual", explica Michel Mehech Hirane, oftalmólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello.
El mayor problema que presenta el glaucoma es que una enfermedad asintomática, de ahí que su detección temprana y tratamiento oportuno son muy importantes para evitar que se llegue a la pérdida de la visión.
"Es vital realizarse los controles oftalmológicos en forma periódica, puesto que aunque no existe cura, sí podemos diagnosticarlo a tiempo y frenar su progresión", enfatiza Jimena Schmidt, presidenta de la Sociedad Chilena de Glaucoma.
La detección de esta enfermedad ocular es rápida e indolora. Se coloca anestesia local en el ojo, luego se toma la presión mediante un aparato llamado tonómetro y, además, se analiza el fondo del ojo para evaluar si existe daño del nervio óptico. Si existe alguna sospecha, se realiza una prueba de campo visual o exámenes más específicos.
De confirmarse que el paciente padece glaucoma, se debe comenzar un tratamiento que consiste en evacuar y/o reducir la formación del humor acuoso -cuyo equilibrio alterado sube la presión intraocular- y también en la aplicación de gotas para los ojos para mantener controlada la enfermedad.
"Estos colirios se colocan a diario, sin interrupción, y disminuyen la presión en el ojo. Algunos de estos medicamentos lo hacen reduciendo la cantidad de fluido acuoso que produce el ojo; otros disminuyen la presión ayudando a que el fluido atraviese mejor el ángulo de drenaje", detalla Michel Mehech Hirane.
Sin embargo, hay casos en que el tratamiento falla y el glaucoma avanza. Cuando eso ocurre, el tratamiento médico puede combinarse con el uso de láser y si tampoco funciona, se debe indicar cirugía filtrante.
La buena noticia es que esta enfermedad ocular sí se puede prevenir. ¿Cómo? Los especialistas recomiendan que las personas menores de 40 años se realicen chequeos preventivos cada dos o cuatro años. En tanto, quienes tienen entre 40 y 54, cada uno a tres años; de 55 a 64, cada uno o dos años, y después de los 65 cada seis meses o una vez al año.
Eso sí, los mayores de 40 años, con antecedentes familiares de glaucoma y que presentan diabetes, hipertensión o miopía, se deberían realizar el examen anualmente para descartar la enfermedad.