AP (imagen referencial)
SANTIAGO.- Unos trabajadores que fueron contratados para demoler una casa deshabitada en Pont-Aven, en la región francesa de Bretaña, se llevaron una gran sorpresa al descubrir un verdadero tesoro.
Los hombres estaban en plena faena de demolición, cuando se encontraron con un contenedor de plomo que inicialmente confundieron con un proyectil de artillería de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, al sacudirlo escucharon el sonido de monedas.
Los trabajadores procedieron a abrir el contenedor y quedaron con la boca abierta: en su interior habían 600 monedas de oro de origen belga, de casi un siglo y medio de antigüedad.
Las piezas datan de 1870 y tienen grabado el rostro del rey Leopoldo II en su reverso. El botín fue avaluado en unos 100 mil euros (alrededor de 74 millones de pesos).
"El dueño de la casa no estaba sorprendido, porque sabía que su abuelo coleccionaba monedas", señaló el encargado de la demolición a medios franceses, según informó The Brussels Times.
Sin embargo, ni el dueño de la propiedad ni los autores del hallazgo pudieron quedarse con el tesoro, ya que de acuerdo a las leyes galas este debe dividirse entre ambas partes. Por esa razón, las monedas por ahora quedaron bajo custodia de la gendarmería francesa.