SANTIAGO.- Refugiado en lo
alto del Cajón del Maipo, en las faldas del volcán San José,
a 1.880 metros sobre el nivel del mar, vive el
snowboarder chileno de 38 años Cristián Wehrhahn. Junto a Orion (27), su futura señora, y su perro Johan, el deportista ha
construido su hogar en un lugar desconectado de la sociedad, pero rodeado de naturaleza.
Wehrhahn se fue a vivir a la Cordillera de los Andes impulsado por
su gran pasión: el snowboard. "El lugar se presta muy bien para la práctica fuera de pista", dice a
Emol, quien también cuenta que a su pareja "le encanta la montaña, la vista y la pureza del lugar.
Nos alegra la vida".
Aunque el deportista dice que
su "hogar es un poco extraño", dado que está construido a partir de dos containers y un muro de piedras, asegura que no siente "desventajas" por vivir alejado en la montaña.
"Desventajas no le veo ninguna.
Evitamos mucho desgaste santiaguino de eventos o carretes de los amigos todos los días. Hay veces que pasamos el día en el auto y metidos en tacos por ir a comprar a cierto lugar, pero ya abastecidos,
la vida sigue su lento curso de montaña".
La vida de este
"ermitaño" se desarrolla principalmente al aire libre. "
No hay mucha rutina (…) Tenemos unas cabras que son mansas y hay que ir a buscarlas al cerro casi todos los días. Dan un poco de leche y mucha compañía”, cuenta Cristián.
Pero,
de julio a septiembre la historia cambia, porque las
nieves vírgenes le regalan el escenario perfecto para practicar free ride, una disciplina de descenso en nieve extrema, donde se desliza a toda velocidad, esquivando grandes roqueríos y sorteando peligrosas quebradas.
"Hay
mucha nieve polvo y lugares impresionantes que atraen al público que buscamos, deportistas extranjeros con experiencia y nivel", dice.
Durante esa época, Cristián
practica todos los días snowboard. "Hay semanas después de tormentas en que la nieve queda increíble y el cuerpo pide descanso, pero no se le da", asegura.
Cristián practicando free ride en Estados Unidos. Crédito: John Watson.
"El snowboard me lo ha dado todo"
Antes de convertirse en snowboarder,
Cristián estudiaba ingeniería en la Universidad de Chile, donde -dice-
"veía mucha gente solitaria con sus cabezas en los libros". El deporte, en cambio, lo "sacó de la rutina a la que iba encaminado".
"
El snowboard me lo ha dado todo, me dio el rumbo en la vida del cual estoy muy agradecido. Sin saber en qué me metía, me llevó a viajar, a conocer la montaña, la nieve y la naturaleza", reflexiona el deportista.
Aunque reconoce que en un principio a su familia le asustó su idea de que se convirtiera en un "ermitaño", afirma que hoy cuenta con todo su apoyo.
"He experimentado la montaña a diario, viendo sus cambios y sus despliegues de colores, sus peligros y he vivido el mayor sentido de satisfacción", sostiene.
A pesar de todo lo bueno, a Cristián
también le ha tocado vivir situaciones límite. "Una vez bajando en primavera, haciendo una ruta que me tenía con ganas hace rato, llegando a la parte baja de la cuesta,
se avalanchó el cerro por donde iba. Ahí me di cuenta del cambio de temperatura y la fuerza que tenía el lugar", recuerda, y afirma:
"A veces esas lecciones me dan razón en ir solo, quizás a un acompañante lo habría matado.
Si me equivoco, prefiero pagar yo".
Actualmente,
Cristián maneja un emprendimiento con motos de nieve que le permite seguir con su vida de snowboarder de forma estable. Se trata de Dos Tiempos (www.dostiempos.cl), que -dice- lo ha ayudado a
compartir lo que más le gusta con nuevas generaciones y turistas de otros países.
"Con Dos Tiempos
hemos puesto el snowboard en la cordillera chilena, en las pantallas y mentes de gente en el mundo entero", concluye.
¡Mira a continuación un video de Cristián practicando free ride!