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Un conmovedor final feliz: Las peripecias de un joven que caminó casi 32 km para llegar a su primer día de trabajo

Necesitaba el dinero para pagar el arriendo de su departamento, pero su auto le falló justo el día antes de comenzar a trabajar en una empresa de fletes. Aquí su aventura.

19 de Julio de 2018 | 13:35 | Redactado por Ángela Tapia F., Emol
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Carr había dejado su puesto como cocinero de un local de comida rápida por un nuevo trabajo en una empresa de fletes.

Captura Twitter
SANTIAGO.- Su auto, definitivamente, no funcionaba. Tras mandarle varios mensajes a sus amigos pidiendo ayuda y no obtener una respuesta positiva, Walter Carr (20) se sentó a pensar en cómo lo haría para llegar a tiempo a su primer día de trabajo.

Había dejado su puesto como cocinero de un local de comida rápida por este nuevo empleo en una empresa de fletes (Bellhops), porque el sueldo era mejor y le ayudaría a pagar el arriendo de su departamento. Por eso estaba dispuesto a lo que fuera por estar al día siguiente a primera hora, en una casa donde se haría una mudanza y que quedaba a 32 km de su hogar. ¿Y si se iba caminando?

8 pm: Carr revisó la ruta desde su departamento en Alabama hasta la casa donde tenía que estar. Según Google Maps, le tomaría 8 horas caminando, pero como buen deportista en su época escolar, creyó que podría hacerlo en menos tiempo. Se preparó un poco de carne y huevos y tomó una siesta de cuatro horas para prepararse para las largas y solitarias horas que se venían.

A las 12 am comenzó su travesía, no sin antes llevar, además de su billetera y su celular, una pelota de beisbol y un cuchillo de cocina, en caso que necesitara protegerse de algún perro callejero.

Tras llevar algunas horas caminando, en efecto, un perro se acercó a él pero Carr lo ahuyentó lanzando la pelota, que el juguetón can quiso alcanzar, alejándose.

4 am: Carr había trotado y caminado por horas. Cuando sentía que se le acalambraban las piernas, se concentraba en su objetivo, llegar a tiempo a su primer día de trabajo. Pero cerca de las 4 de la madrugada no pudo más, y decidió descansar un rato en el estacionamiento de un banco. "Mis piernas me estaban matando", le comentó a The Washington Post.

Un oficial, identificado en la prensa estadounidense como Mark Knighten, se acercó a Carr para preguntarle qué hacía ahí. "Yo le dije, 'esto es una locura, pero de verdad me estoy dirigiendo a mi trabajo. Es mi primer día'", le explicó el joven.

El policía le preguntó que hacía cuánto no comía, y cuando Carr le comentó que llevaba 8 horas sin probar alimento, Knighten lo invitó a un local de hamburguesas para comer junto a otros oficiales.

Después, Knighten llevó a Carr hasta una iglesia, diciéndole que ahí estaría más seguro, y le pidió que esperara a otro oficial que lo llevaría hasta su trabajo, excusándose de que él tenía cambio de turno.

5.30 am: Preocupado por el tiempo, Carr comenzó a caminar de nuevo, pero al poco andar, el oficial Scott Duffey salió a su paso para decirle que él era el policía que lo llevaría. Ambos llegaron alrededor de las 6.30 hasta la casa donde se haría la mudanza.

Ya no camina solo

Duffey en persona quiso explicarle a la dueña de la casa, Jenny Lamey, todo lo que había tenido que pasar Carr para poder cumplir con el trabajo. Y la mujer, según declaró, se puso a llorar de inmediato, conmovida con la historia.

Preocupada, le ofreció a Carr una cama para que durmiera una siesta antes de que llegara el resto de hombres de la empresa de mudanza, pero el joven no quiso y prefirió empezar pronto a trabajar.

Según dijo la mujer, después de toda la locura que significó trasladar todas sus pertenencias a otra casa, Carr incluso se puso a jugar básquetbol con sus hijos, de 11, 13 y 16 años, y sintió que este era el comienzo de una larga amistad entre él y su familia.

Motivada por el esfuerzo del joven, Lamey compartió su historia en redes sociales, viralizándose, y organizó una recaudación en internet para reunir dinero para ayudarle con sus gastos; que comenzó con una meta de 2 mil dólares, pero a la fecha de hoy ya va por 73 mil 300.

No solo eso, la propia mujer llamó al jefe de Carr, Luke Marklin, para contarle todo. Este último también se emocionó con su aventura nocturna e ideó una manera de recompensarlo. Así, el domingo pasado, llamó al joven y le pidió verlo el lunes en una cafetería cerca de su casa, para agradecerle en persona su dedicación laboral. Carr, por su parte, se fue caminando al encuentro (esta vez le tomó 20 minutos).

Allí, Marklin lo esperaba con su propio auto, un Ford Escape 2014, que había decidido regalarle al joven como premio por su esfuerzo. Lamey, quien también estaba presente, abrazó a Carr emocionada.

Ayer, la mujer compartió una foto de sus hijos y Walter Carr caminando por la calle. "Esta noche, él no camina solo", escribió.

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