Majid Almohandis es un cantante nacido en Irak con ciudadanía saudí.
Captura Instagram
SANTIAGO.- Es una escena frecuente en conciertos de Occidente que un fan se deje llevar por la emoción de ver a su ídolo y corra hasta el escenario para abrazar al artista, mientras es arrastrado fuera por los guardias de seguridad. Pero en Arabia Saudita, una mujer
arriesga dos años de cárcel por hacerlo.
El hecho ocurrió en
Taif, al oeste del país, mientras
Majid Almohandis -cantante nacido en Irak con ciudadanía saudí- ofrecía un concierto frente a un ordenado público femenino, que en su mayoría vestía la burka correspondiente.
Gracias a un video subido a redes sociales se puede ver cómo la mujer -que no ha sido identificada por la prensa- ataviada con la tradicional prenda de la religión musulmana, se acerca rauda al escenario y ante la ausencia de barreras y guardias, logra subir para abrazar a Almohandis.
El personal de seguridad no tardó en aparecer y sacó a la fan del lugar.
En un país donde las mujeres difícilmente pueden relacionarse con hombres que no sean parientes, el hecho fue debatido en redes sociales, donde algunos consideraron lo ocurrido como una "visión deshonrosa" y otros, trataron de bajarle el perfil, recordando que ser una fervorosa fan es "una condición y no un crimen", informó el sitio de Medio Oriente Al Bawaba.
Con todo, tal como señaló Billboard citando al periódico saudí Al-Madina, la mujer arriesga dos años de prisión por violar la ley antiacoso, y de ser declarada culpable, tendría que pagar una multa de 100 mil riyales (27 mil dólares o alrededor de 17 millones 700 mil pesos chilenos).
Según indican varios medios internacionales, la fan de Almohandis reconoció haber abrazado al artista, pero aseguró que fue incitada a hacerlo.
El 24 de junio pasado ocurrió un hecho histórico para las mujeres saudíes, al levantarse la prohibición que tenían de conducir vehículos.
La reforma,
impulsada por el joven príncipe heredero Mohamed bin Salman, se unió a otras decisiones rupturistas en el país -como la disminución de los poderes de la policía religiosa-, pero no han logrado acallar las protestas de activistas que piden más cambios sociales en Arabia Saudita.