SANTIAGO.- "Engañado", así declaró sentirse hoy el príncipe Carlos (69), en referencia a la amistad que por años lo unió al obispo de la iglesia anglicana Peter Ball (86), quien el año 2015 fue condenado por abusar sexualmente de dieciocho menores y hombres jóvenes.
La cercanía del
ex obispo de Gloucester y Lewes (Inglaterra) y el heredero al trono británico fue tal, que las pruebas que reflejan su amistad van desde
cartas a dinero facilitado por el noble. Asimismo, Ball
ofició el servicio fúnebre del papá de Camilla Parker Bowles en 2006, un año después de que la duquesa de Cornualles se casara con el príncipe británico.
No es de extrañar que Ball señalara a Carlos como un
"fiel amigo", cuando este último mantuvo su cercanía incluso después de que Ball
renunciara a su cargo en 1993, tras ser
advertido de las denuncias en su contra por abusos.
El "profundo pesar" del príncipe
En las declaraciones hechas hoy por Carlos, a través de una carta de seis páginas con fecha del 10 de julio y leída por la abogada Fiona Scolding, el príncipe contó que conoció al religioso en la década de los 80, mientras este predicaba, y que "de vez en cuando" fue a dar la comunión a su propia casa.
Además, dijo sentir un "profundo pesar", ya que junto a otras personas fue "engañado" por Ball. "Sigue siendo una fuente de lamento personal profundo que fui uno de los muchos que fueron engañados durante un largo período de tiempo sobre la verdadera naturaleza de las actividades del señor Ball", apuntó.
Según indicó, el religioso le dijo que había renunciado a su cargo de obispo por estar involucrado en "alguna forma de 'indiscreción'". A esto, Carlos agregó que no fue hasta que se dictó la sentencia que llevó al religioso a la cárcel por 2 años y 8 meses en 2015, que supo la verdad de sus acciones y habría cortado todo tipo de comunicación.
El primero en la línea de sucesión al trono británico relató que una vez que Ball dejó su cargo, tanto el religioso como su hermano gemelo - Michael, que más tarde también se convertiría en obispo-,
se quedaron sin hogar y contaban con poco dinero. Por este motivo
fueron sus inquilinos de 1997 a 2011."Ocasionalmente
enviaba pequeños regalos en forma de dinero a los hermanos, como lo hago con muchas personas necesitadas, y luego surgió el interés de Peter Ball en convertirse en
inquilino de una propiedad del Ducado de Cornualles", declaró.
Imagen de Ball del año 2015. (Crédito, AP)
Acerca de las sospechas de que el hijo de Isabel II hubiese intervenido en las indagaciones que realizaba la policía en la década de los 90, señaló: "En ningún momento intenté influir en el resultado de ninguna de las investigaciones policiales sobre Peter Ball y tampoco instruí o alenté a mi personal a hacerlo".
El hombre que desenmascaró al obispo
Neil Todd se suicidó en 2012, y no alcanzó a ver cómo el hombre al que acusó de haber abusado de él llegaba a prisión por su caso y varios más.
Desde 1993 que Todd luchaba por llevar a Ball a tribunales, atreviéndose ese año a hacer una denuncia en contra del poderoso religioso, entonces obispo de Gloucester. Pero tras ver que Ball renunciaba a su cargo, pero seguía ligado a la iglesia y ni siquiera era procesado, se mudó a Australia.
Trató varias veces de quitarse la vida, antes de cumplir su cometido a los 38 años.
Con todo, su valiente declaración ayudó a otras víctimas de Ball a atreverse a hablar, ayudando a reunir mucha evidencia de
casos ocurridos entre la década de los 70 y 90, que terminaron por llevar al religioso a la cárcel en 2015.
Ese año, Marc Hawley, quien fuera pareja de Todd, señalaba: "Mi compañero del alma por 20 años me fue arrebatado a una edad demasiado temprana, debido a los atroces crímenes cometidos contra él por un hombre llamado Peter Ball, que se escondió detrás de su posición religiosa para conseguir hombres jóvenes y niños para su propia gratificación sexual".
Hawley también criticó el –a su parecer- escaso tiempo que el religioso pasaría tras las rejas y exigió respuestas de por qué el hombre no fue llevado a prisión antes.
Al respecto, varios reportajes en medios británicos hicieron levantar las sospechas de la participación de altos cargos de la iglesia británica para proteger a la figura de Ball, lo que motivó una nueva investigación independiente para determinar por qué, pese a la evidencia, no se apresó al religioso en el 93.
Fue en el marco de estas indagaciones que Carlos fue llamado a declarar como testigo este viernes. "Mi corazón está con las víctimas del abuso. Aplaudo su valentía mientras reconstruyen sus vidas y, a menudo, ofrecen un apoyo incalculable a otras personas que han sufrido", indicó el príncipe en su misiva.