Miguel se crió con su mamá y su abuela. El padre abandonó el hogar cuando el niño tenía meses de vida.
Captura La Nación, GDA
SANTIAGO.- "Hacíamos todo juntos. Me acompañaba a cualquier lado. La iba a despertar a su cama para que desayunáramos juntos", así recuerda Miguel Rosé Retamar (11) la vida que tenía junto a su mamá, Pabla, antes de que ella falleciera prácticamente de un día para otro en abril pasado.
A fines de marzo le diagnosticaron cáncer de mama, pero la enfermedad se había extendido a otras partes de su cuerpo. "Mi hija se murió en apenas veinte días. Fue un shock para todos y especialmente para Miguel", recordó la abuela del niño, Amanda.
Ella y Miguel viven en un departamento de San Juan, al oeste de Argentina, y fue en esa ciudad donde el niño perdió su celular, el cual contenía valiosos recuerdos de su mamá, como fotos, videos y audios.
Según cuenta el menor, esta semana acompañó a su abuela a cobrar la jubilación y se trasladaron en radiotaxi, donde se la habría quedado su teléfono móvil: Desesperado, el mismo día pidió ayuda en internet para recuperarlo y su publicación se viralizó.
Tal como informó La Nación, desde la empresa de taxis dijeron que no podían ayudarlo porque ningún chofer dijo haber visto el teléfono -un Samsung Galaxy negro con la pantalla rayada-, y que este pudo ser tomado por otro pasajero.
Ante el poco éxito y por cómo conmovió la historia a cientos de personas, el caso fue tomado por medios trasandinos, desde donde Miguel persiste con su búsqueda. "En el celular tenía todo lo de mi mamá", dijo a Infobae. "Mis charlas de Whatsapp, los videos y fotos que me mandó antes de que quedara internada".
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La foto que más me gustaría recuperar es la que estamos soplando las velitas en nuestro último cumpleaños juntos, el año pasado. No me quedó ninguna imagen de eso", agregó.
Según señalan medios trasandinos, Miguel se crió junto a su mamá y su abuela, quienes se apoyaban en su crianza luego de que el padre se fuera de la casa cuando él tenía apenas unos meses de vida.
"El celular es tan importante para él porque cuando mi hija estuvo esas tres semanas internada, se mandaban audios y fotos todo el tiempo", contó la abuela.
De momento, no se sabe información que indique que Miguel haya encontrado su teléfono. Por su parte, el niño se consuela mirando las pocas fotos impresas que tiene con su mamá, pegadas en la pared de su pieza, y con un montón de ropa de Pabla que guarda en un baúl. "Me gusta mirarla y tocarla", comentó.
